Capítulo 5

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Miré el reloj de mi muñeca y observé como Ray manejaba a casa. No habíamos hablado en todo el día despues de esa pelea.

Y me dolía, dolía como fuego al rojo vivo, ¡era mi hermano! Mi mejor amigo y sobre todo, la única persona que me amaba.

Dolía terriblemente sentirme así, enojada. Furiosa. Traicionada. Irritada y sobre todo con hambre.

Al llegar al apartamento me tiré el en sofá de la pequeña sala y encendí la televisión para ver cualquier cosa.

Ray fue a la cocina a hacer de comer como siempre y yo aproveché para mandarle un mensaje a Ashley.

"¿Estas lista?"

Después de unos minutos, ella respondió a mi mensaje con un simple.

"Avisame cuando Ray se vaya."

Está chica me caía bien, era lista y una buena cómplice. A pesar de tener diferentes edades me comprendía, era muy buena conmigo.

-Comeremos sándwiches, ¿te parece?- me preguntó Ray seriamente.

-Si, esta bien.- le dije ignorándolo mientras veia la televisión.

-Okey...- susurró soltando una gran cantidad de aire.

Entonces sentí algo en mi pecho. ¿Era culpa? Después de todo él se encargaba de mí desde que tengo memoria. Se mataba en la escuela y su trabajo para poder mantenernos.

Me levanté con la intención de ir a disculparme y ese sentimiento aumentó al verlo soltar una lágrima.

¿Yo había causado eso? ¿Lo había hecho llorar?

Era una mala persona. El jamás había llorado frente a mi, sólo fue algo de máxima importancia lo que lo hacía llorar. ¿Esto lo era?

-Ray...- comencé nerviosa al entrar en la cocina.

-Jous, me asustaste.- se quejó girándose rápido para poder ocultarme su rostro.

-Oye, lo siento. Es sólo que ese es mi sueño, tu lo sabes mejor que nadie. Y cuando llegué ahí y Jaxon apareció y me dijo lo de nuestra familia... yo..- comencé acercándome a él.

-Me alegra que tengas un sueño tan puro y bondadoso.- aseguró firmemente.- pero ese lugar no es bueno, no ayudan a nadie que no sean ellos mismos.- se quejo Ray molesto.- No son como tu.

-¡Eso no lo sabés!- reclamé - papá trabajó ahí.

-¡¿Y donde está ahora?!- gritó girándose para encararme.


Ya no lloraba, ahora solo había coraje en su rostro y me miraba de una forma tan fría y congelante que provocó que retrocediera.

¿Quién era este chico? ¿Qué rayos pasó con mi hermano?

¿Dónde está el chico que al dormir conmigo me abrazaba? ¿qué cuando tenía miedo a la oscuridad me cantaba? ¿Qué siempre me decía que me amaba y que sólo eramos él y yo?

Ese chico ya no estaba ahí. Ya no era mi Ray.

-¿Ray, no te interesa conocerlo? Es ¡Nuestra familia! La única que nos queda.- aseguré molesta.

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