Estás en tu cama, acostada con tu libro, o celular, en fin. De repente, te da la manía de necesitar ver la hora. Y cuando te enteras que es tarde, los sonidos vienen. Te das cuenta de tu alrededor, oscuridad o silencio. Demasiado silencio. El miedo viene a tus venas. A cada rincón de tu humanidad, entra como si pudiera meterse y enterrarse a sí mismo dentro. El sudor viene. El calor, un calor temeroso. No cálido. Un calor frío, un sudor frío. Algo tan caliente que es frío e inmóvil. Sin vida pero moviéndose. Sin ayuda. Solo le diste un empujón, un lugar donde meterse y esconderse. Solo un hueco donde quepa. Puede ser pequeño o enorme. Depende tu suerte, o tu valentía.