Capítulo 21.

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Almu.

Cuando terminamos de cenar, ayudamos a Eva a recoger la mesa.

Eva: ¿Y a vosotros qué tal?- Dijo mientras traía seis copas de helado de chocolate, una para cada uno.

D: Bien, pero, ¿puedes creerte que hoy Almu ha dudado sobre su figura? Es tonta.

Juan Carlos Padre: Ay, hijo. Eso es normal, son etapas de la vida de las mujeres. Ya sabes, cosas de chicas. A tu madre también le pasaba, tanto en la adolescencia como hace unos años.

Eva: Cierto. Ya hubiera querido tener yo tu cuerpo cuando tenía tu edad.

L: Tranquila, yo también he dudado sobre mi cuerpo. Así que.

J: Me llegó a preguntar si aún me gustaba su cuerpo, y le demostré de una manera sútil, que no dudara sobre ello.

D: Hermano, si es de la forma que yo estoy pensando, yo también se lo demostré de esa forma.

Ala, todos a opinar y viva la Pepa.

Eva: Ay chicos, un respeto a vuestras mujeres. Esas cosas no se cuentan. Y ya tenéis cierta edad para saberlo, no sois unos adolescentes. Voy a llevar las copas a la cocina.

A: Cuando eramos adolescentes, que de tiempo ha pasado.

J: Ya ves, y míranos ahora. Tú con tres hijos, y yo con una. Y casi cincuentones.

L: ¿Os acordáis de cuando teníamos dieciocho años allá por el 2017, robando alcohol de la tienda?

Flashback.

Estamos Dani, Jesús, Laura y yo, sentados en el parque sin saber que hacer una tarde de verano.

A: Quiero alcohol.

J: Pues vas a la farmacia y lo compras.

A: Jaja. Que gracioso. Me refiero a alcohol de beber. Yo como mucho llevo para comprar vasos de tubo.

L: ¿Robamos?

A: Venga va. ¿Os apuntáis?

J,D: Chicas, eso no está bien.

A,L: Nos la suda.

Nos encaminamos los cuatro a la tienda del barrio. Entra Laura a comprar los vaos.

A continuación, entramos Dani, Jesús, y yo a por el alcohol. Cuando ya teníamos dos botellas en la mano cada uno, salimos corriendo.

A: ¡Corre nena!- Le grité a Laura.

El dueño de la tienda nos decía de todas las vulgaridades posibles, hasta que lo logramos despistar.

Fin flashback.

Pasamos una hora más con ellos, y cada uno se fue para su casa.

A: Puf, estoy cansadísima. Y me duelen los pies.- Dije nada más quitarme los tacones.

D: Ponte el pijama, que te voy a hacer un masaje en los pies. Y no me digas que no, que nos conocemos.

Fui sonriendo hacia el cuarto, y me quité el vestido, lo colgué en la percha, y me puse mi pijama.

Entró Dani al cuarto, se cambió de ropa, y cogió la crema para el masaje.

Empezó a hacerme el masaje en los pies, y sentí una relajación... tanta, que creo que se me cerraban los ojos.

D: Anda, vamos a dormir que te estás quedando dormida cariño.

Se metió en la cama a mi lado, me abrazó por la cintura y nos dormimos.

Destinados. [Gemeliers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora