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Había una vez una niña llama Mildred. Mildred estudiaba en la primaria cerca de su casa, jugaba en el parque a dos cuadras de su casa e iba los domingos a la iglesia que se encontraba en la avenida contigua a su casa. Toda su vida estaba en un radio de 5 manzanas a su alrededor.

Mildred se asomaba por la ventana cada noche, veía las estrellas y se preguntaba que había del otro lado del parque, ese lugar donde sus padres no la dejaban ir que porque era peligroso; pero a Mildred se le hacía todo igual, las casas eran parecidas, los niños eran parecidos, la escuela incluso era casi idéntica a la de su colonia. No entendía a sus padres, pero los obedecía porque eso es lo que se supone que hacen las niñas de 7 años.

Un día cuando era la hora de salida y Mildred esperaba a su mamá como cada día, para que llegara, le diera un beso en la mejilla y en el trayecto a casa contarle lo que le había sucedido durante el día, que si a la maestra nueva se le olvido su carpeta, que si el niño del asiento de al lado se quedó dormido, cosas normales en días de clases normales; pero su mamá se retrasó y ya era tarde; entonces Mildred decidió caminar a casa sola. ¿Qué tan difícil podría ser? Son solo 3 cuadras y un parque.

Las 3 cuadras se le hicieron realmente cortas, no como cuando iba con su mamá y era como caminar por horas; llegó a la orilla del parque y se detuvo. El parque se abría hacia ella en Y griega, podría ir hacia la izquierda rumbo a su casa o caminar hacia la derecha y ver qué es lo que había más allá de esas 5 manzanas que la rodeaban a diario. Cuando tienes 7 años las decisiones son terriblemente fáciles, y bastó con ver que había niños jugando del otro lado para que Mildred tomara el camino de la derecha.

Mildred caminó un poco más allá del parque, contó las casas y se paró justo enfrente de la que sería su casa si fuera su lado del parque. Era muy parecida a la suya, ventanas iguales, puerta igual, casi del mismo color; por la mente de Mildred pasaba la idea de que "el otro lado del parque" fuese igual al suyo y pensó que dentro también habría una niña llamada Mildred que miraba todas las noches por su ventana para ver que había más allá de las 5 manzanas que rodeaban su vida. Mildred dio un paso al frente, estaba a punto de comprobar la teoría que había creado su pequeña mente cuando una mano la tomó de su brazo y la jaló hacia atrás en un abrazo, Mildred pegó un grito y casi sale corriendo, pero escuchó la voz de su asustada madre quien la abrazaba con fuerza, tenía lágrimas en los ojos y el corazón latiendo al mil por hora. Mildred se paralizó y la abrazó de regreso, su mamá se separó de ella y le dijo que por que se había ido de la escuela, le había dado el susto de su vida; a lo que Mildred contestó que había sido por que se tardó mucho en recogerla, entonces decidió caminar a casa ella sola puesto que ya tenía 7 años y conocía el camino; pero se desvió un poco porque quería ver que había del otro lado del parque; Mildred estaba a punto de mencionar su teoría de que todo era igual del otro lado cuando su mamá le dijo que apenas y habían pasado 5 minutos desde que el timbre de salida había sonado cuando llegó por ella, pero estamos hablando de que a los 7 años las reglas del espacio-tiempo no aplican igual porque uno se aburre demasiado fácil, así que su mamá no le dio tiempo de explicarle su teoría y la tomo de la mano para caminar de vuelta a casa.

Esa misma noche Mildred estaba, de nuevo, viendo por la ventana preguntándose ahora quien viviría en esa casa tan parecida a la suya, pero a los 7 años nos encanta dar las cosas por hecho; así que Mildred decidió quedarse con la idea de que del otro lado del parque también había una Mildred de su misma edad, viendo las estrellas y preguntándose que hay más allá del parque.

Fin

Más Allá Del ParqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora