Capitulo 1- Marinette

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  El sonido de la Alarma despertó a Marinette de un plácido sueño. Hoy sería el dichoso día en el que tendría que ir a ese campamento del que tanto hablaba su padre.

—¡Buenos días, hija! —. Se escuchó una voz ronca desde el otro lado de la puerta—. Ya son las siete de la mañana, así que prepárate si no quieres que nos retrasemos.Marinette se levantó con desgana, echó un vistazo a su mochila en la cual había acomodado sus cosas el día anterior. Su padre abrió la puerta, en sus manos traía una bandeja llena de pastelitos y dulces.

 —Son para el camino—se fue acercando y agregó— .Pensé que podrías hacer amigos con ellas.

—Gracias papá—agradeció dándole un abrazo—. Puedes ponerlas junto a la mochila—dijo y observó de reojo como su padre dejaba las cosas sobre la cama mientras ella se dirigía hacia el baño. Marinette no tenía mucho entusiasmo sobre ese campamento, pero tenía miedo de seguir en su casa durante el resto del verano, no podía seguir poniendo en peligro a su padre. Ser una mestiza era bastante difícil según su punto de vista; estar constantemente siendo asechada por monstruos, extraños sueños y, por si fuera poco, padecía de dislexia y déficit de atención."—Y por si fuera poco..." pensó ella, pero no alcanzó a terminar la idea, ya que de un tropezón se había quedado estampada junto a la bañera. La torpeza ante todo. Después de una ducha para despabilarse, salió del baño esta vez teniendo cuidado de donde pisaba. No quería llegar al campamento con un cuerno de unicornio entre ceja y ceja.

—¿Estás lista, cariño? —. Se oyó desde la cocina.

 —Eh... ¡sí...! ¡digo no! E-eh... —tartamudeó y finalmente dijo—. Ya bajo enseguida.—Se vistió rápido con unos vaqueros y una blusa sencilla de manga corta, se ató los cordones de su tenis y por ultimo recogió su cabello en sus típicas colitas. 

Durante el desayuno, intentó ver las noticias. Observó con nostalgia, estaba segura de que extrañaría su casa, aunque solo fueran un par de semanas.

—¿Te gustó el desayuno? —la interrogó él. 

—Ohm si, está muy rico— dijo después darle un bocado a los huevos revueltos que su padre había cocinado para ella—.¿Cómo supiste que son mis favoritos?

—Simple, soy tu padre. 

 —Buen punto— terminó su desayuno y recogió su plato. 

—Listo, ya es hora de irnos— le dijo mientras abría la puerta para que su hija saliera y después salir él.

—Mh...—Marinette se estiró en cuanto pisó fuera—. Está bien... Yo puedo—se dijo a si misma mientras miraba hacia la camioneta y luego a su padre—. Ah... ¿papá...? Aún traes puesto el delantal—dijo riendo.                                                                                                                                                                                                          Su padre se miró para luego reír cariñosamente—gracias por avisarme—. Entró de nuevo y salió ya sin el delantal. Ambos subieron a la camioneta y se dispusieron a ir hacia la carretera. ¿Cómo sería su nuevo hogar durante las próximas 3 semanas? ¿Las personas ahí serán amigables? esas y muchas otras preguntas se arremolinaban en su cabeza. Tal vez tenía una mirada perdida o algo así, porque su padre no paraba de mirarla de reojo.                                                                                           

De repente la camioneta frenó tan bruscamente que de no haber sido por el cinturón de seguridad se habría  estampado con el parabrisas 

—¿Papá? ¿Papá estas bien? —preguntó preocupada. Su padre estaba apoyado en el volante, Marinette se sacó el cinturón alarmada y se acercó a su padre con el corazón latiéndole como loco. Lo movió un poco y notó sorprendida que su padre estaba... ¿dormido?—¿Pero qué rayos...?   

 Una figura de una mujer se materializó frente a la camioneta. La mujer llevaba un vestido griego, su cabello castaño recogido en un sencillo peinado griego, tenía el semblante sereno que a la vez reflejaba poder, lo que más le llamo la atención a Marinette fueron los ojos calculadores de aquella mujer: eran de un color gris, como si una tormenta se desatara en ellos. La chica la observó con sorpresa, ¿Quién rayos era esa mujer? Bajó lentamente del auto, algo le decía que debía hacerlo. Camino inconscientemente hacia la mujer, cuando se dio cuenta estaba parada justo frente a ella. Podía sentir como irradiaba poder. 

 —Marinette Dupain-Cheng—la nombró la mujer sacándola de sus pensamientos. 

—¿Q-quién eres? —fue lo único que salió de sus labios.

—Mi nombre es Atenea —dijo con una voz demasiado segura, lo cual estremeció un poco a Marinette, la chica se sentía diminuta y no entendía lo que sucedía.  

 —Pero...este...n-no entiendo ¿Qué...? ¿Usted...?  

 —Soy la diosa de la sabiduría. Tranquila, tu padre está bien.

 Marinette no se había percatado de que estaba casi sosteniendo el aire, echó un vistazo hacia la ventana de la camioneta y suspiró, volvió su vista a la diosa, esperando una respuesta.

 —Estoy aquí porque eres digna de mi bendición—le dijo.Eso solo confundió aún más a la chica ¿a qué se refería con eso? Todo le parecía dar vueltas.  

 —¿B-Bendición? ¿A qué se refiere? —articuló en medio de su confusión.  

 —Ya lo entenderás, la maldad se acerca—le contestó Atenea con mirada severa—. No puedo decir más—agregó. Y sin más desapareció en un resplandor dorado. Marinette apenas alcanzó a cerrar los ojos

—¡Hey! ¡No! ¡Espera! —dijo buscando a la diosa. 

 —¡Marinette!, ¿Qué estás haciendo ahí, cariño? —le gritó su padre desde la camioneta.  

  —Esto...yo... —decidió que era mejor no contarle nada, solo atrasaría las cosas—. Nada, ya voy.— regresó a la camioneta para poder seguir con su viaje. Marinette no podía olvidar lo que acaba de ocurrir, ¿a qué rayos se refería esa mujer? Por un momento pensó que había sido una mala pasada de su cerebro, pero había sido tan real que aun sentía como su corazón latía deprisa.

—Ya llegamos cariño—la voz de su padre el saco nuevamente de sus pensamientos. Ella intentó esbozar su mejor sonrisa.

  —Si...—se volteó al lado de la ventana y dejó salir un gran "WOOOW" —. ¿Éste es el campamento? —frente a ella se alzaban dos columnas con un gran letrero en el que se leía "Campamento Mestizo".  

—Sí...escucha cariño. Yo no puedo entrar—su padre le dedico una triste sonrisa y continuó—. Sabes que esto es difícil para mí, pero lo único que quiero es que estés a salvo.  

 —Te comprendo papá..., ¡oye! ¡no te pongas así!, te escribiré en cada rato libre— se dirigió a su padre y le dio un fuerte abrazo—. Además, esto no es un adiós, es un hasta pronto—se separó de él y salió de la camioneta con su mochila al hombro.  Dio un último vistazo hacia atrás solo para ver a su padre y decirle adiós con la man.  

—Hasta pronto Marinette, te extrañaré mucho, mi niña—su padre se fue por donde había venido, ella no pudo evitar percatarse de que su padre estaba actuando un poco raro, muy cariñoso, pero raro. Marinette siguió con la mirada la camioneta hasta que desapareció de su vista, y sin más se dispuso a entrar al campamento.  

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Nota de Autoras (si, somos varias las chicas que escribimos el fic :v)

Hola chicos, sabemos que el capitulo no es el mas largo, pero nos exprimimos el cerebro haciéndolo. Realmente esperamos que les guste y disfruten de este nuevo fic. Si tienen algún tip o comentario pueden dejarlo en la caja de comentarios del fic.

Pd. No olviden votar :*

Cataclismo en el Olimpo (MLB y PJ) EN EDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora