Perséfone se encontraba en el consultorio de Hipócrates, vendando la pierna a un niño que se había caído en las rocas jugando en la playa.
-¡Ya está pequeño! Ahora tienes que guardar reposo. Tu mamá está hablando con el médico y tienes que hacer todo lo que ella te diga para curarte.- Le dijo Perséfone al niño, y le guiñó un ojo mientras veía como se alejaba con las muletas a la sala de al lado.
La joven rubia miró por el gran ventanal de la sala de curas, y vio a su madre acercandose hacia allí. Toda la tranquilidad que llevaba Per por dentro se esfumo. Comenzó a recoger lo que había sobrado de venda, el suero, la batea... y oyó como su madre golpeaba a la puerta.
Hipócrates abrió: -Buenos días señora, soy Hipócrates el médico, ¿en que puedo ayudarle?
-Es mi madre Hipocrátes, no está enferma- Dijo la muchacha de ojos azules.
-¡Encantado de conocerla!Su hija tiene un talento natural para la medicina.- Habló Hipócrates.
Hipócrates y su madre comenzaron a hablar, aprovechando que el consultorio estaba vacío en esos momentos.
-Oye Per, esto está muy tranquilo, y es casi hora de comer, ¿Porqué no marchas con tu madre?.-
Perséfone sabía que de camino a casa le esperaba un interrogatorio. Quería a su madre, pero podía ser tan pesada a veces...
Cyrene le contó a Per que por la mañana había estado en el agora con Hercules y Megara, haciendo la compra para la cena de la noche. La muchacha notaba a su madre extraña... estaba más nerviosa de lo normal. -Bueno- Pensó Per- Estará nerviosa por conocer a los dioses.-
Caminando por el bosque comenzó el interrogatorio. Gracias a los dioses Herc y Meg no le habían dicho a su madre nada de Hades. Se imaginaba la cara de su madre si le decía que se había enamorado del señor de los muertos, y que se iba a casar con el.
-Perséfone cariño, aqui nadie me cuenta nada. ¿ Estas saliendo con alguien?¿Hay alguien en la vida de mi flor de primavera?-
De repente Per sintió una presencia... notó la colonia de Hades. -Mi cabeza me está traicionando otra vez.- Pensó Perséfone. Pero cuando se agachó para coger un narciso, su flor favorita, chocó con algo invisible a su lado, y se acordó de una cosa... Hades tenía un casco de invisibilidad, y que casualidad notaba su presencia y su aroma allí. La pequeña hermana de Megara seguía allí agachada con el narciso, pensando que no era el mejor momento para que el dios de los muertos se presentase.
-Bueno mama, la verdad es que si que hay alguien.- Seph noto más cerca la presencia de Hades.
-¿Y quien es?¿En que trabaja?¿Es noble?.-
-Lo conocerás esta noche, vendrá a la cena.- Fue la respuesta de Perséfone. La chica sabía que Hades estaba allí, y no quería que este viese la terrible reacción de su madre. En casa tranquilamente Perséfone hablaría con su madre y le contaría todo.
-¿Es un Dios?-Pregunto Cyrene. Perséfone pensaba que de primeras, su madre estaría encantada de que su hija pequeña estuviese saliendo con un dios, pero su reacción dejo a la chica sorprendida. Su madre se puso todavía más nerviosa si cabía. A Seph le dio la impresión de que su madre quería que la respuesta fuese ''no''.
-Mamá, ¿porque no vas yendo hacia la villa? Tengo que hacer unas cosas antes. Te prometo que en cuanto llegue te busco y hablamos.-
Cyrene iba a decir algo cuando su hija le interrumpió:
-Te prometo que te contaré todo, absolutamente todo lo que quieras saber.-
- Esta bien, no tardes.- Dijo Cyrene, y beso a su hija.-Luego hablamos florecilla de primavera.-
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Hades y Perséfone una historia diferente
Hayran KurguCuando Hades consigue escapar del vórtice de las almas, no se imagina que conseguirá el perdón de Zeus y que será invitado a una boda muy especial... Tampoco espera conocer a la mortal que será la persona más importante de su vida y le hará replante...