Corazones Oxidados

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Su silueta era oscura y hermosa contra el sol. Su cabello brillaba como polvoronina dorada cuando los suaves rayos del alba tocaban sus mechones desordenados. Sus diminutas manos sujetaban firmemente el marco de la puerta de aquel balcón, como si el viento tuviese poder y con un suspiro pudiera desvanecerlo.

¿Estamos tan desprotegidos de la marea?

Mirabas al océano con anhelo, como si la espuma de las olas pudieran dar paz al lío en tu interior. Probablemente ellas ahogaban tus recuerdos de aquel día donde casi quedas en el olvido. Entiendo tu pavor al tratar de tocar el agua, a mí también me asusta recordar aquel día, aquel fatídico verano donde estuve a punto de morir. No físicamente, sino mi alma y mente estuvieron a nada de desmoronarse si hubiera llegado un minuto más tarde. Si el destino no nos quisiera juntos, habría hecho los minutos polvo haciendo de todo demasiado tarde, perdiendo para siempre mi razón.

Perdiendote para siempre a ti.

Sabes perfectamente que yo daría sin pensar dos veces mi vida por saber que estuvieses bien.

¿Un poco egoísta no crees?

Pero debes entender que yo sin ti nunca podría existir.

Prácticamente eso hice, logre vencer a tu verdugo para dar paso a nuestra ansiada libertad y salimos de ahí casi en la evanescecia. Tocando el alba con la punta de los dedos de aquel sol que marcaba nuestro nuevo amanecer juntos, aquel sol que salió realmente después de meses de oscura soledad.

Nos encontramos para vivir por primera vez, yo te salve de tu infierno con aquel que hipócrita decía quererte. Te proclamaba cariño y protección falsa y no aceptaba tu forma de ver el amor.

Entre la batalla de dioses y monstruo, tú eras un pequeño ángel perdido entre la bruma.

Eras tan pequeñito y adorable, frágil y celestial. Aún lo sigues siendo, incluso más, más hermoso, más dulce e igual de inocente, tierno como nadie y amoroso como ninguno.

Tú crees que no me mereces porque yo fui el que te rescató de ese horrible dragón que custodiaba el lugar al que solías llamar hogar, pero lo que tú no sabes, es que yo estaba a nada de perderme para siempre. Estaba roto y melancólico, a punto de que la nada me arrastrara. Llegaste como una cálida brisa que cambia todo, removiste mi cólera y también mi pavor, me enseñaste que había algo más que el dolor.

Y si, gracias, me enseñaste que existías tú.

Dedicaré gustoso toda mi vida a amarte, porque es lo único que se hacer ahora, ya no hay dolor ni rechazo, nada de aflicción ni sustancias dañinas, ahora estás tú como mi nuevo camino, uno que seguiré por siempre y aunque estúpidamente creas que me aburrire algún día, eso es mentira, porque yo sin ti no puedo vivir, moriría en todos los sentidos si tú te vas.

Mí existencia es innecesaria si no estas conmigo para despertarme en las mañanas con tus besos y sonrojos, con tus brazos pequeños al rededor de mi cuello y la leve presión en mis pies cubiertos con tus delicados dedos en puntillas.

Mariposa negra, tu contorno se marca roto contra la luna oxidada de abril.

Eres tan pequeñito, tan frágil y hermoso como una mariposa con tus ala quebradizas. Recuerdo que estaban tan rotas cuando te hallé, pero pacientemente fui parchando cada agujero, cosiendo cada brecha y pegando cada parte que caía frente a mi.

Después de tanto tiempo, vuelven a estar sanas, con cicatrices pero completas.

Por eso estamos hoy aquí, en la orilla de la playa, tratando de vencer nuestro miedo al agua. Tu hermosa y aguda voz gritando feliz, no hay miedo ni lágrimas en ella, solo ríes mientras yo hago el trabajo de sostenerte y dejar que el océano se lleve todos los recuerdos oscuros, todos los malos momentos, las olas lavaran nuestro dolor, porque hoy también como hace dos años, volvemos a empezar otro capítulo de nuestra historia.

El anterior fue para curarnos y olvidar.

En este ya estamos parchados con trozos de estrellas fugaces, y venimos a vivir.

Sin miedo y con amor, empezamos olvidando por completo el pasado para recibir el presente y esperar el futuro.

Por eso hoy te dije que quiero estar por siempre contigo.

Tú lloraste feliz diciéndome que por siempre era poco, nuestro amor trascendería más allá de una sola vida. Prometimos bajo la inmensa luna, reencontrarnos en todas las vidas siguientes, amandonos como nadie porque la inmensidad selló nuestra promesa, atestiguó nuestro amor en la arena y nuestra esencia en el aire.

Somos y seremos uno solo por todas las vidas que sigan después de esta, porque nuestros sentimientos nunca cambiarán, solo serán más inquebrantables, superaremos todo como nadie porque somos como una mariposa que vuela contra el viento, y apesar de eso, vence, y llega a su destino.

Porque mi destino eres tú.

Mi Destino Eres Tú |Larry Stylinson Donde viven las historias. Descúbrelo ahora