6. Reencuentro

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Muy buenas aquí os dejo el siguiente capítulo.  

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Dyan ya se había rendido al intentar despertar a la grande Quimera que se hallaban sobre su cama. Al parecer aquel ser se había quedado despierto mientras el dormía. El joven no sabía cuantas horas habían pasado e incluso se preguntó si había dormido unos días pero en cierto modo el no sabía que responderse. Su mente aun divulgada sobre el tema de aquel sueño o aquel recuerdo. En cierto modo, su vida estaba llena de sorpresas de todo tipo, la mayoría casi imposibles para su mente, para otros una gran imaginación. El joven estaba sudando y decidió a darse una fría ducha. Buscó una de las puertas el cual le conducirían al baño principal de esa habitación. Se colocó delante de la puerta, sostuvo el pomo de la puerta con la mano izquierda produjendo un leve chasquido de la puerta al girar el pomo redondo. Dyan comprobó que era un lugar elegante e inofensivo, el cuarto tenía una ducha bastante moderna comparado con la casa, las paredes eran azulejos azules blanquecinos. En cada esquina del cuarto había unas letras, de color negro y parte plateado. El joven no se esmeró en colocar su mano en la superficie fría al tacto. Vio como las letras se movían hacia su mano, un escalofrío recorrió por toda su espalda. Quería apartar su mano pero su mente se lo impidió. Sentía un cosquilleo sobre la palma de su mano, las letras cobraron forma, esta vez no eran letras sino un tipo de dragón de menor tamaño. El dragón salió del azulejo deslizándose en la mano de Dyan. Cuando el dragon comenzó a volar por sus alrededores alguien abrió la puerta de golpe. Dyan se sobresaltó ya que se había quedado embobado ante aquel pequeño ser, dirigió su mirada hacia la puerta, allí estaba Quimera.  

-Señorito, digo Dyan... - su aspecto era la de un humano, estaba medio dormido. - ¿Qué estaba haciendo?  

-Estaba estupefacto por aquellas le... - al señalar una de las esquinas de la habitación, pudo ver que no había nada escrito en el. - Que demonios... - ladeó la cabeza, el muchacho estaba muy confuso. - Nada... - suspiró y comenzó a desnudarse. - Simplemente quería darme una ducha - la Quimera extrañada no pudo negar en dejarle a solas para que tuviese intimidad. -  

-En ese caso le esperaré en la habitación - realizó un elegante gesto al igual que los mayordomos de las películas. Dyan había visto algunas e incluso series animadas sobretodo japonesas. La verdad es que todo esto le parecía una película y no exageradamente, faltaría más. Se preguntaba que si los demonios existían, entonces podría haber hombres lobos, vampiros o quizás zombies. -  

Cuando la Quimera salió, Dyan giró la llave para abrir el agua caliente. Se metió bajo la ducha mientras que el agua caía descendiendo en los cabellos del muchacho. El agua caliente se deslizaba por su cuerpo sobretodo por su espalda. Dyan se sentía mejor, los sudores fríos habían desaparecido y su mente estaba más o menos mejor. Después de darse aquella tranquila ducha, salió del cuarto de baño tapándose la parte inferior con una toalla. Quimera lo vio y se dirigió hacia el, al igual que un perro domesticado. En cambio Dyan fue al armario y en ella rebusco otra ropa. Había dejado su anterior muda en el baño, así que se lo avisó a Quimera, éste en cambio fue a recoger la ropa. Dyan aprovechando que ya no estaba presente comenzó a vestirse, cuando la criatura volvió para dejar la ropa en la cesta de lavado, el joven ya había acabado. Llevaba unos piratas vaqueros con bolsillos en los muslos de gran tamaño que podría entrar un libro o quizás algo más, la camiseta blanca que raramente se ponía ese color. Se guardó uno de sus cuchillos en uno de los bolsillos.  

-¿He dormido mucho? -volteó hasta encontrarse con la mirada de la criatura . -  

-Solamente ha dormido dieciocho horas. - Quimera miró el reloj, uno que parecía bastante antiguo, estaba en su bolsillo unido a una cadena que estaba enganchada en su cintura. - Tampoco durmió tanto, eso creo. - La criatura afirmaba con la cabeza mientras que recordaba que él solía dormirse solo veinte horas o incluso más pero eso sólo ocurría una vez cada semana.  

La libertad de las sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora