Asuntos Pendientes.

El Principio del desastre.

Hace algunos días estaba en un bar, sentado al lado de unos cuantos borrachos, con un whisky en la mano y preguntándome quien había matado a mi esposa. Todo esto me esta llevando a una depresión y solo me quiero hundir en alcohol y cocaína, no se que pensar, cualquier persona lo pudo haber hecho. El alcohol ya me estaba mareando y decidí irme a casa, entre a mi coche y me dirigía hacia allá. A unas cuantas calles antes de llegar a mi hogar el trafico empezó a aumentar, el mareo no me dejaba estar bien, me sentía debilitado y solo quería llegar a casa a descansar, los días ya se me tornaban muy pesados en el trabajo y ahora mas con la muerte de mi esposa.

Pasaron bastantes minutos y el trafico no avanzaba, decidí bajar de mi coche e ir a mirar que pasaba, al llegar al final de la calle me encontré con varias patrullas de policía al frente de la casa de mi mejor amigo. ¿Que pasa? no entiendo nada, ¿algo le habrá sucedido a mi mejor amigo?, me acerque mas a la casa y un policía me impidió el paso, le mostré mi placa de detective y me dejo pasar sin problema alguno. Entre en la casa, habían muchas cosas rotas y tiradas por todo el suelo, parecía que había sucedido una pelea allí, decidí subir al segundo piso puesto a que no encontré a mi mejor amigo en el primero. Iba subiendo las escaleras poco a poco, estaba temeroso, no sabia que pensar, mi mente estaba totalmente en blanco y me imaginaba lo peor. Fui al baño, no había rastro de nada, así que decidí ir a la habitación donde dormía mi mejor amigo, de manera lenta llegue a la puerta, agarre la chapa y abrí despacio, al entrar mi rostro soltó unas ligeras lagrimas y mi piel se puso pálida. Así es, mi mejor amigo estaba muerto, tirado en la cama, con un tiro en la frente y uno en el cuello, no sabia si en ese momento seguir con mis lagrimas de dolor o contenerme y resistir aquel dolor tan duro que tenia. Por supuesto el llanto me gano y con una expresión de mucho dolor me hice al lado de mi mejor amigo, llore por unos cuantos minutos y me relaje, aun con mucho dolor y con una manta que había en el suelo lo tape. Decidí irme de esa escena tan fuerte para mi y volver al otro día para empezar una investigación. Este caso no se quedaría así, hallaría al culpable y lo encerraría en la cárcel PARA SIEMPRE.

Al salir del lugar los policías entraron para sellar todo el lugar y poder hacer un análisis criminalístico de la situación, me dirigía a mi coche todavía con una expresión de dolor, de repente un oficial me llama y me pregunto 

-Disculpe, ¿al caso usted sabe de quien es esta pequeña?

De la mano agarraba a una niña pequeña de cabello castaño, era la hija de mi mejor amigo, no sabia que hacer, no sabia si decirle que su padre había muerto o esperar y que lo descubriera por si sola, en un momento la niña me dijo

-Señor, ¿usted sabe donde se encuentra mi papá?

En ese momento salieron lagrimas de mis ojos y le dije

-Pequeña, tu papá ya se encuentra en un mejor lugar.

La pequeña confundida no entendía lo que le había dicho, se me acerco y me dijo

-¿Mi papá se fue como mamá? ¿No lo volveré a ver otra vez?

No sabia que hacer, así que con dolor le dije

-Así es pequeña, tu papá no volverá a verte otra vez.

La niña soltó un llanto demasiado fuerte y salio a correr, la perseguí hasta la calle que seguía y la detuve. En un momento la abracé demasiado fuerte y al oído la niña me dijo

-¿Tu cuidaras de mi ahora? 

La solté y la mire a los ojos y le dije

-Yo cuidare de ti y te protegeré.

La niña soltó una pequeña sonrisa y me agarro de la mano. Nos dirigimos a mi coche, subimos en él y fuimos a mi casa. En el camino la niña se había dormido, al llegar allí la saque del coche alzada entre mis brazos, la subí a la habitación y la acosté en mi cama para que descansara bien. Baje a la sala, me senté en el sofá y me serví una copa de whisky, las lagrimas volvieron a mi pero esta vez fueron pocas, ya me sentía demasiado cansado pero todo lo que había pasado no me dejaba descansar, así que decidí doparme un poco con cocaína haber si me relajaba. Y así fue, después de drogarme logre olvidarme de ese día que desearía nunca hubiera pasado.