100-. Es mi fiesta y lloraré si quiero // Parte III //

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Todo salió de acuerdo a lo planeado. Por fortuna, nadie irrumpió en la ceremonia echando mano de excusas inverosímiles, Harry no perdió los anillos, y cuando la pregunta final fue hecha los novios dijeron "sí".

Ahora nos encontrábamos a las afueras de la capilla mientras los recién casados eran rodeados por una gran muchedumbre que buscaba felicitarlos. Algunos metros atrás, alejada del alboroto me encontraba yo en compañía de Zayn y sus padres.

—Trisha, felicitamos a los novios y nos vamos —informó Yaser con su acostumbrado tono autoritario.

—¿Por qué se marchan tan pronto? —Zayn le preguntó directamente a su madre, evitando así cualquier contestación hostil que Yaser pudiera darle.

—Es un largo camino hasta la ciudad, cielo —sonrió con dulzura, enviándole las órdenes necesarias a Zayn para que se tranquilizara, Trisha podía sentir la inquietud que de un momento a otro se había apoderado de su hijo—. Además, tu padre tiene una reunión muy importante mañana por la mañana.

—¿Cuándo es que ustedes regresan a Venecia? —Yaser me miraba indicándome que la pregunta iba dirigida a mi.

—Mañana al atardecer —respondió Zayn evitando mirarlo—. Cuando esté en Londres Iré a buscarte antes de marcharme —le informó a Trisha.

—Temo, cariño que yo me quedaré en Bradford. Tendremos que despedirnos justo a aquí.

Zayn le tomó la palabra a Trisha mientras Yaser se alejaba e iba directo a un par de hombres que mantenían un semblante igual al suyo. La manera en la que Zayn abrazaba a su madre era extraña, no parecía una simple despedida había algo más y me hacía preguntarme qué era.

—Adiós, mamá —se separó de ella permitiéndome ver el ápice de tristeza en sus ojos.

—Adiós, cariño, cuídate mucho —tras besar la mejilla de Zayn, Trisha se acercó a mí, despidiéndose con un abrazo—. Ambos cuídense.

Asentí a su encomienda y finalmente Trisha se marchó. Zayn y yo permanecimos en silencio todo lo contrario a lo que ocurría a varios metros de nosotros, donde todo era algarabía y felicidad.

—¿Qué ocurre, amor?

—Nada —respondió intentando no verme a la cara.

Suspire. Esto tenía que ser grave. Con un par de pasos me planté frente a Zayn y tomándolo de la barbilla lo obligué a que me mirara, fue entonces que entendí porque él se rehusaba a darme la cara, no quería que yo viese las lágrimas que comenzaban a mostrarse en sus ojos.

—Zayn —me eché en sus brazos, queriendo consolarlo—. ¿Qué ocurre?

—Mi padre —respondió entre dientes y sólo eso me bastó para que una furia enorme se desatará en mi interior.

—¿Qué te hizo esta vez?

—Nada.

Su respuesta me desconcertó a tal grado que mi enojo bajó de una.

—No entiendo.

—Es evidente que cada vez le importo menos, antes por lo menos criticaba mi arte y supongo que esa era su manera de hacerme saber que le importaba por lo menos un poco lo que yo hacía. Anoche cuando no se presentó en mi exposición no dije nada, después de todo él es el Gran Yaser Malik, claro que no iría a contemplar esos garabatos sin sentido; sin embargo, me enferma que sabiendo eso yo aún lo esperara.

—Cariño —un gran nudo se había instalado en mi garganta. La sinceridad de Zayn era algo que siempre me tomaría por sorpresa—, las personas tenemos extrañas maneras de demostrar nuestro amor. Yaser lo hace mediante la crítica. Desconozco como era la relación con su padre, pero es bien sabido que los padres crían a sus hijos de la misma forma en la que los criaron a ellos, lo que me lleva a pensar que quizás su actitud fría y distante no tiene nada que ver contigo, Zayn. Tal vez es simplemente que a Yaser nunca le enseñaron como demostrar afecto, y ahora son tú y Safaa quienes lo sufren.

My Favorite NeighborDonde viven las historias. Descúbrelo ahora