Historia 1 (Real)

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He aquí mi primera historia que deseo contarles.

Estaba en secundaria, específicamente en 1° de secundaria (7° Grado). El salón se conformaba de 6 filas de bancos, al centro se encontraba la pizarra y al lado de la pizarra el escritorio del profesor o profesora.

Yo me sentaba en el último banco de la penúltima fila más alejada de la puerta. Delante mio estaba una amiga que me caía bien, aunque no le hablaba muy seguido fuera del salón. Había otros amigos alrededor de mi banco. Especialmente un amigo que se encontraba a mi lado, justo en la última fila. Todos los resecos convivía con el. El punto es que aveces el se iba a sentar a otro lugar o salía por algún motivo a otro sitio que de hecho nunca se lo pregunté. Cuando el se iba yo le pedía el asiento, a lo que él accedía.

Se preguntarás la razón por la cual yo me quería sentar en ese lugar. Bueno pues resulta que mi amiga que se sentaba enfrente mio, siempre llevaba sus ballerinas negras con sus calcetas escolares (lo cual me encantaba, ya que es mi mayor gusto) y cuando yo me sentaba en el banco de mi amigo, veía como jugaba con sus ballerinas, quitandoselas, poniendoselas, etc. Entonces se me ocurrió cruzarme de brazos y apoyar mis pies en el banco de adelante para que de ese modo nadie pudiese ver mi erección. Entonces cruzaba los brazos de tal manera que veía entre ellos los pies de mi amiga.

Me encantaba ver como cruzaba sus piernas y jugaba con sus ballerinas. Amo eso, aún recuerdo muy bien como se veían sus pies. De hecho tengo una foto que encontré en una red social de sus pies, no se ve muy bien porque fue una foto grupal, pero me imagino que les puede gustar.

 De hecho tengo una foto que encontré en una red social de sus pies, no se ve muy bien porque fue una foto grupal, pero me imagino que les puede gustar

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Sé que no se ven bien, y me disculpo, pero es la única que encontré y de hecho fue la mejor que encontré.

Pues esa es mi historia, subiré más historias. Cada una será un capitulo.

Espero que disfruten de mis historias y recuerden adorar pies. Yo seguiré pensando en esos pies de mi amiga, cuanto quisiera besarlos, tocarlos, masajearlos, lamerlos, o al menos que me golpeara con ellos. Imáginense la gloria que sería tener una de sus ballerinas o una de sus calcetas.

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