Sabíamos desde el principio que eras una de esas personas que vienen, te cambian la vida, y desaparecen con una sonrisa en los labios y una lágrima en los ojos. Pero, aún así, no hicimos más que ignorarlo. A pesar de que, irremediablemente, algún día llegaría este momento.
Pero, estés aquí o no, las agujas del reloj seguirán pasando. La corriente de los ríos seguirá recorriendo su cuenca. El mundo seguirá girando. La vida seguirá escurriéndose de entre nuestros dedos cual arena.
Es irónico, ¿no crees? La felicidad que alguna persona, a tan solo unos cuantos metros de nosotros, puede estar sintiendo mientras nosotros no hacemos más que rememorar tu imagen una y otra vez, como el final de una serie que amábamos y que ya no volverá a ser emitida.
Mientras seguimos culpándonos. Reviviendo los errores que llevaron al final de la historia que compartíamos al compás de un disco rallado y de un timbre roto que no dejará de sonar.
Mientras tratamos de no llorar, de cumplir la promesa que, tan solo unos días atrás, hemos recitado con una alegría fingida, propia de etapas así. Pero no lo hemos conseguido.
Y, ahora, tan solo nos queda enfrentarnos a una realidad inundada de "¿y si...?" que se nos presenta etérea e incierta, y un futuro solitario que, eventualmente, caerá en decadencia como ya está escrito desde que nacimos que lo hará.
Porque tú no estás aquí.
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Porque tú no estás aquí
Short StorySabíamos que este día llegaría. Pero, aún así, no somos capaces de enfrentarnos a él.