Sans y Papyrus paseaban por Snowdin con naturalidad, como si todo si ahí nadie fuera adicto al sexo ignorando el hecho de que la mayoría le gritaba piropos al más bajo de los dos. Era su día a día y realmente ninguno de los dos lo odiaba, se les había hecho tan normal...
Pero había algo que Papyrus simplemente detestaba, y era que siempre se burlaban de que él siempre, luego de haber tenido sexo con alguien, fuera tras de ellos dándoles regalos para conocer mejor a esas personas o para tener algo más, si bien era algo tonto él realmente deseaba tener alguna que otra amistad, no todo en la vida era sexo. Y todos se preguntaban ¿quien diablos había sido el que le había enseñado eso a Papyrus? Si su hermano era un jodido erótico adicto al sexo el cual la mayoría del reino lo deseaba y su padre nunca estuvo para ellos.
Pero ninguno de los dos lo diría a nadie, nunca en su vida, como fue que Papyrus llegó a tener ese lado tan tierno que a la mayoría le daba risa.
Cuando llegaron a casa Sans lo primero que hizo fue tirarse al sillón y buscar algo que ver en el televisor que no fueran anuncios de consoladores o productos patrocinados por la guardia real, incluso tal vez podría ver el programa de ese robot raro. Papyrus, por su parte, fue a sentarse a su lado y abrazarle con un poco de fuerza, escondiendo su rostro en el ángulo del cuello.
- ¿Paps...? - Preguntó Sans, viéndole con cierta curiosidad sin corresponderle.
- Estoy cansado de que al pasar se burlen de mi... Vamos Sans, sólo... Abrázame. Dame un poco de consuelo o déjame descansar un poco en tu regazo... Estoy cansado del sexo... - Soltó un gran suspiro, aferrándose al cuerpo contrario.
- Te matarían si te escucharan decir eso... - Sin más ni menos le abrazó acariciando su espalda con suavidad, como si en un descuido su hermano se rompería en sus brazos. - Sabes que no podemos hacer nada respecto a eso, sólo... Podemos estar así en casa. -
- Si, sólo en casa... -
Ambos guardaron silencio dejándose llevar por el momento. No había lujuria en ellos, no había siquiera un mínimo movimiento de seducción de parte de ninguno, sólo... Sinceridad y... Amor. Sólo resonaba el sonido de ambos chocando sus dientes una y otra vez, de vez en cuando escuchando como ambos decían el nombre del contrario con tanto cariño.
- Te amo, Sans, realmente te amo demasiado... Eres todo para mi... -
- Yo también te amo, más que a nada en el mundo. No me imagino que hubiera sido de mi vida si tu no estuvieras aquí porque, maldita sea, lo eres mi todo... Tu eres quien alegra mis días. -
A Papyrus le encantaba escucharlo hablar así, le hacía sentir que no era el único "tonto" el cual decía cosas cursis a los otros. Se besaron por más tiempo, viéndose fijamente a los ojos con bastante amor, el mundo no existía más que ellos dos.
- Prométeme... Que no le dirás nada igual a nadie, Sans, adoro que seas así sólo conmigo. - Recibió otro beso de parte de su hermano mayor.
- Lo prometo.-Sintió como la mano del contrario pasaba por su pantalón de cuero no de manera obscena, si o como una suave caricia. - ¿Papy...? -
- Cuanto quisiera que no tuvieras sexo con nadie... -
Tan sólo rió, era imposible, aunque sólo tenía sexo con Grillby últimamente todos querían hacerlo con él y nunca entendía porqué.
- Espero y algún día, Papyrus, podamos ser felices juntos... -

ESTÁS LEYENDO
El donde aprendió lo que sabe. [Underlust]
FanfictionPapyrus llega a encariñarse con la gente luego de haber tenido sexo con ellas dándoles regalos tratando de enamorarlos o sólo queriendo su amistad, todos lo saben pero... ¿De donde aprendió eso teniendo de hermano a uno de los más codiciados del pue...