*Claws* "El Inicio"

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El llanto de un recién nacido llegaba desde la panadería ubicada en una esquina, hasta la puerta de la casa hogar "Pequeños Milagros". Las débiles pisadas de una joven, se sentían entre la niebla, un silencio eterno se apodero de la calle cuando el niño dejo de llorar, la supuesta madre le entrego un pequeño trazo de metal brillante para entretenerlo. Dos minutos pasaron y se escucho el gran timbre del refugio, como era de esperarse el ruidoso sonar asusto al pequeño, provocando que sus llantos resuenan en la oscura noche una vez mas. La señora Cruz se asomo por la rendija de la puerta, abriéndola después de ver a una pequeña jovencita con un aun mas pequeño bebe en brazos, ningún motivo por cual alterarse. La respiración de la joven y su bebe se detuvo al estar frente de ellos, la calidez y aire de hogar que se sentía, la joven soltó el aliento entrecerrado los ojos con gran dolor dejando se caer después de unos cuantos minutos al suelo, no sin antes entregar al niño a su salvadora, despidiéndose de su al parecer querido hijo y su consciencia...
"Cuida a mi pequeño, nunca podrá saber quien fui, o las injusticias que he pasado... Dejando el ultimo aliento en un... Dile que lo quiero".
La Sra. Cruz no termino de despertar y sostuvo al pequeño, corriendo dejándolo en la cuna de su habitación para ayudar a su madre... La policía, como era normal no solo para el hogar sino para toda la ciudad llego 30 minutos tarde, se tomaron los testimonios de los que se encontraban en el lugar, el panadero, la esposa de este, la salvadora del niño y se encontró a un vagabundo que pasaba por el lugar, ademas de ser el dueño del metal, el hombre muy anciano casi o aparentemente incapaz de moverse, el misterioso hombre dijo que le entrego el metal a la joven ya que su bebe estaba llorando sin consuelo, el metal presentaba "Algún día hallaras el motivo" inscritas en el dejando varias preguntas al respecto, pero quedaron en un simple "sera un detalle sin importancia". También relato que se levanto solo a dar una vuelta encontrándose después a unas veinte cuadras de su casa, encontró a la joven y el bebe en un callejón recostada contra la pared, después de entregarle el metal al niño les dijo que a unas cuadras estaba sitiado la casa hogar de la ciudad y que los podían ayudar, los guió una calle y algo lo golpeo en la cabeza dejándolo inconsciente en el acto. El vagabundo fue encarcelado un tiempo, quedo libre por falta de pruebas, la madre del niño, según los peritos presentaba varias cortadas a lo largo de su torso y un parto de unas pocas horas, esto dejaba mas que claro de que el niño era suyo, el esfuerzo de la joven al llegar de quien sabe donde a el refugio con su pequeño bebe, sorprendía a quien se pusiera a pensar en el caso, la policía con el paso del tiempo dejo de investigar, pasaron los años y ese niño creció en donde su madre logro refugiar. La señora Cruz, la mujer que muchos niños llamaron "mama" se enfermo con el paso del tiempo se enfermo de tal manera que termino grave en un hospital. Su estado dejo el orfanato casi destruido, los niños y adolescentes solos, las cuentas sin pagar y una muy complicada relación con las pocas figuras de autoridad, la ayuda publica fue inexistente rato ya que el lugar estaba pegado al poder de la ciudad, aun así los responsables solo miraron a otros lados dejando ese albergue a su suerte. Facundo, ese pequeño bebe de una noche fría y desolada, ya con lo edad de doce años fue a visitarla una vez mas a donde la señora descansaba, escapándose del colegio se metía con sigilo y destreza al lugar donde su madre se encontraba.

 ¿Como te sientes mama...? -La cara del niño ya presentaba lagrimas al ver la condición de la mujer.

 Estoy mejor mi niño, solo tenemos que aceptar, mi vida puede terminar en cualquier momento... ¿Lo sabes verdad? 

 ¡No! no quiero que pase... Te vas a recuperar y podrás seguir adelante... -el pequeño rompe en llanto- Recuerda que los niños te esperamos... yo te espero allí.

 Facundo. Te escapaste nuevamente -la mujer centro su mirada en el reloj de la pared y luego en el jovencito a su lado- Siempre fuiste tan ágil, podrías ser un gran ninja lo pensaste -una dolorosa risa se dejo escapar de la Sra. Cruz- 

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