En esta historia contaré el segundo reencuentro que le hice a mi amigo con su hermana que les conté en la segunda historia. Este reencuentro tiene mucha importancia para mi, porque me dí cuenta que no todas las mujeres se asustan cuando ven a alguien que les gusta los pies.
Esta vez quedamos de vernos en un parque que solía estar vació. Quedamos allí para hacer la tarea al aire libre. Ya que no nos gustaba estar encerrados. En fin, el chiste es que su hermana pequeña era muy chiflada, y sus padres habían tenido que ir a una boda o otra reunión, no le entendí bien a mi amigo. Entonces como es de saber sus padres le encargaron que cuidara a su hermana.
Cuando estábamos los 3 en el parque buscamos una banca. El baño público del parque se encontraba en la esquina del parque, y la banca en la que nos sentamos estaba el un kiosco del centro del parque.
Nos sentamos en la banca, yo me puse de un lado con mi amigo, y su hermana del otro lado sola. Al parecer ella también tenía tarea porque también llevaba su mochila cargando. Cada uno saco sus útiles para hacer la tarea y la empezamos a hacer. Al cabo de un rato mi amigo quiso ir al baño. El se fue retirando, me sentí muy incomodo porque creo que la primera vez ella supo que me atraían sus pies. Ella se me quedó viendo de manera despistada mientras hacía su tarea. Enseguida ella subió sus pies a la banca, fue cuando noté que llevaba las mismas ballerinas que la otra vez. Después ella me dijo "Hace mucho calor ¿no?", yo no supe que responderle y solo solté un corto "Sí" sin mirarla.
Ella se quitó sus ballerinas y las puso en la mesa de la banca. Y me dijo "Mínimo que los pies no suden ¿verdad? Así no huelen tan mal". Sentí que me puse algo rojo. Le contesté "Sí" y sonreí un poco. A lo que ella me dijo "¿Te molesta si pongo mis pies en la mesa? Me gusta estar un poco cómoda mientras hago la tarea". Le respondí "Sí, no hay problema" aunque no parecí tan convincente. Subió sus pies a la mesa de la banca y las plantas de sus pies quedaron mirando hacia mi.
Ella puso su libreta en sus piernas y siguió escribiendo. Yo trataba de acercar mi libreta un poco a sus pies junto con mi cara para alcanzar un poco de olor. No logré percibir olor, y mejor seguí con mi tarea. Ella me dijo "No huelen ¿verdad? Si huelen dime y los quito", Yo le dije casi sin ser cociente "Para nada, podría estar tan cerca y no olerían nada". Ella se ruborizó y me dijo "Oh gracias. Por cierto, perdón por aquella vez que pisé tu servilleta cuando comíamos. No me dí cuenta". A lo que le dije "No hay problema, te perdono". Después ella me dijo las palabras de que mi cara estallara de color rojo, "Aunque al parecer la seguiste usando" y soltó una risita.
Casi sin pensar le dije "No me enteré de hecho". Ella me miró con una sonrisa pequeña y me dijo "¿Ahh si? Traía mis pies algo sudados y olorosos. ¿Eso no lo notaste?". Le respondí algo que no debí, "No lo noté". Entonces ella me dijo "¿Entonces te dio igual el olor de mis pies? ¿Como se les llamaba a esas personas...?". Es ese momento supe que se lo diría a su hermano, y me iba a avergonzar con todos. No supe que decir, a si que me quede callado. Probablemente una de las peores y de las mejores decisiones de mi vida. Ella dijo tranquilamente, "Mañana en este parque a las 3". Me quedé callado y traté de calmarme. Ella lo sabía y yo no sabía que decir. Fue cuando llegó su hermano.
Mi amigo le dijo "Muy cómodo ¿verdad?". Ella le contestó "Si, de hecho". Después el la ignoró y me dijo "¿Qué tal si lo terminamos en la escuela? Ya no tengo ganas". Yo le dije "Claro!, vámonos. No quiero llegar tarde a mi casa". El dijo "Ok!, bueno, aquí nos despedimos. Adios!". Su hermana bajó los pies de la mesa de la banca y las puso en su asiento para ponerse sus ballerinas.
Después nos fuimos, ellos por separado, y yo me fui solo hacia mi casa.
Ella sabía todo, y me citó mañana en ese parque justo el domingo, y a la hora que nunca había nadie.