22: Adivinación

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Por la mañana bajamos al Gran Salón, guiados por el buen olor del desayuno.

—Sus horarios, muchachos —dice Fred cuando nos sentamos—. McGonagall los repartió hace cinco minutos.

—Fíjate, Leyla, creo que te han puesto una hora extra para pasear con prefectos —dice George, y él y Fred se ríen para desconcierto de los otros.

—Ya no quiero saber nada de prefectos —resopla Ron—, ni de delegados. Percy me hartó.

—No estamos hablando de Percy, sino del apuesto Diggory.

Ron frunce el ceño y va a preguntar algo cuando la voz de Harry aparece en su lugar.

—Parece que Malfoy está de muy buen humor hoy —refunfuña.

La mesa de Slytherin está más ruidosa que de costumbre y todos ríen alegremente. Draco, al parecer, sigue con su actuación del Dementor.

—Ahora se hace el valiente, pero no estaba así cuando las luces se apagaron en su lado del tren —dice Fred.

—Casi se hace encima —dice George—. Lo vimos cuando íbamos a visitarlos a su compartimiento.

—Yo mismo no me sentía como siempre. Creía que me iba a congelar del frío.

—Y estaba más deprimido que Filch en las noches de fiesta.

—Sí, pero ninguno de ustedes se desmayó —dice Harry.

—A cualquiera pueden causarle una mala impresión —dice George—. Papá tuvo que ir a visitar Azkaban por el trabajo y cuando volvió dijo que jamás se había sentido más triste en su vida. Pueden volver locos a los prisioneros.

Black está loco, sin dudas. Y quizás ya lo estaba antes de que se lo llevaran. Y tía Bella... Anoche soñé con ella, y en mi sueño ella era inocente y estaba condenada a Azkaban por culpa de otros que la habían acusado de maltrato a otros magos. Creo que eso ya lo oí otra vez, quizás cuando era demasiado pequeña como para entenderlo. Pero cada día tengo más claro que Bella no es tan perfecta como parecía ser. Yo me sentía tan identificada con ella, y resulta que estaba del lado oscuro.

¿Estoy yo también en ese camino? Abuso de mis poderes cuando se me da la ocasión, eso no puedo negarlo. La gente no puede defenderse ante una corriente de viento en su contra o un gran chapuzón de agua inesperado. No es algo que haga habitualmente, y tampoco mataré a alguien haciéndolo, pero si fuera más peligrosa, ¿también me aprovecharía de eso? Tía Bella podría haber hecho cualquier cosa y salir impune al ser aliada del lado oscuro.

Nunca fui tan santa como Hermione ni tan noble como Harry y Ron, que al parecer siempre saben qué hacer, qué dañará a otro, qué es lo correcto, cómo hacerte sentir bien... En cambio yo siempre trato de salvarme a mí misma y que el resto se las arregle como pueda. Anoche dejé solos a los gemelos simplemente porque acepté dos compromisos a la vez. Los defraudé por mi propio problema y ya estoy pagando las consecuencias.

—Tenemos Adivinación a las nueve —dice Hermione—, y no llegaremos a tiempo a menos que salgamos ahora. Es en una de las torres.

Nos despedimos de Fred, George y Ginny, que desayunó sin decir una palabra, y los gemelos simulan cada uno abrazarse a un Cedric imaginario con cara de embobados. Quisiera enojarme con ellos, pero no me sale y se me escapa una sonrisa.

—¿Qué les pasa a estos dos? —dice Ron.

—¿Vamos? —me apura Hermione.

No hay nadie de nuestro año en el pasillo a quien podamos preguntar exactamente cómo llegar a la torre, así que vamos tanteando el camino y doblando donde nos parece que hay que doblar. Dudo mucho que lleguemos a algún lado así (esa armadura con la cabeza al revés me parece que ya la hemos pasado dos veces), y lo más probable es que nos encontremos a Cedric en el camino y me ponga roja como un tomate.

Leyla y el prisionero de Azkaban | (LEH #3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora