G u i l t i n e s s.

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❝If we don't end war, war will be the end of us"


                              Las nubes sobre el campo de Quidditch se volvían cada vez más negras y había una brisa que se abría paso por el lugar anunciando la lluvia que llegaría prontamente. Sentada en las gradas casi vacías estaba Lily observando con una sonrisa en los labios a James y al resto del equipo mientras practicaban, probaban nuevas tácticas y echaban unas risas de vez en cuando. Había momentos en que dejaba de prestarle atención a los chicos y su mirada se detenía en el pasto que era pasado a llevar por el viento, o las banderas que flameaban con violencia cada ciertos minutos. Nostalgia, podría ser, por algo que aún no ha quedado en el pasado. La estadía en Hogwarts de su generación tenía las semanas contadas, y el sentimiento se propagaba poco a poco entre los estudiantes. Iban a dejar de ser niños una vez fuera del castillo y la realidad que estaba esperándolos no les daría un grato recibimiento.

Una tenue llovizna comenzó a cubrir todo y la idea de ver el Sol nuevamente afloró con tanto ímpetu en Lily que supo de inmediato que no sólo se refería al tiempo. Se levantó de las gradas con una mano por sobre la cabeza tratando de conseguir la atención de James que volaba con lentitud por el campo y, al verla, se acercó aumentando la velocidad. Sus lentes ya comenzaban a mojarse por la lluvia y el cabello negro estaba levemente aplastado, pero eso dejó de importar cuando la pelirroja lo besó para despedirse antes de escuchar la promesa del jugador sobre volver pronto a la Sala Común.

Podría ser a causa de la lluvia o por lo temprano que era, pero esa tranquilidad que se sentía en los terrenos de Hogwarts serenaban a Lily como muy pocas cosas podían hacer: el sonido de la madera en la chimenea, la tierra entre sus dedos cuando ayudaba a su madre con el jardín, compartir una cerveza de mantequilla con sus amigas o simplemente estar entre los brazos de James eran algunas de ellas. No se apresuró en llegar al castillo y protegerse de la lluvia que poco a poco iba ganando fuerza, dejó que empapara su cabello rojo con paciencia y que la túnica negra se ciñera levemente a su cuerpo a cada paso que daba, quedando a disposición de la naturaleza al menos hasta que cruzara las puertas de madera.

No se había alejado demasiado del campo para cuando un grito en busca de su atención la hizo detener. No fue necesario ver a esa persona para saber que no vendría nada bueno.

—¡Evans! —Avery, con una sonrisa retorcida en los labios, extendió los brazos a sus anchas al encontrarse con ella.

—Maldita rata escurridiza —soltó Carrow luego de escupir sobre el pasto—, ¿te has enterado de lo que dice El Profeta hoy?

El tono de su voz era similar al que usaría alguien que está pasándolo de maravilla con su grupo de amigos, y Lily desconfiaba de aquello. Con el ceño fruncido y los músculos tensos, no le quito el ojo de encima a los mortífagos.

—Tenemos una gran sorpresa para ti.

Mulciber tiró una copia de El Profeta al suelo mojado y rió maliciosamente cuando Lily se agachó para recogerlo con recelo luego de dudar un momento. La noticia principal era sobre el Ministerio, el problema interno que estaban sufriendo y las declaraciones que daban distintos rostros conocidos en la comunidad mágica. El rostro en la fotografía poco a poco iba perdiendo nitidez a medida que las gotas de lluvia caían sobre él. Lily desvió la mirada un momento de las amarillas páginas hasta el grupo de Slytherins frente a ella; no quería caer en su juego pero dudaba que la inestabilidad del ministerio fuese algo de lo que presumiese el grupo. Bajó la vista nuevamente y pasó por las pequeñas noticias que estaban en los bordes del periódico, esta vez dejó de respirar al leer el título: "Muerte de matrimonio muggle atrae sospechas. ¿Obra de los mortífagos?"

C u l p a | Lily Evans | OneShot.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora