Donde hay dolor esta su alma vagabunda pidiendo monedas. Y el sol se escondió detrás de una nube toxica con humos asesinos. La belleza del día se perdió en tus constantes ausencias y el tren paso una y mil veces, hasta que te paso por encima. Y esa parte tuya que habitaba en ella se fue marchitando y se la llevo el veneno. Y ese pobre corazón no tuvo más remedio que abrazarse al rencor, que se convirtió en su motor. Y así, se fue perdiendo en lo que no supo encontrar, gastando ganas en imposibles por culpa de esos posibles violentos y apabullantes. Ya ninguna prohibición la condicionaba a avanzar porque era capaz de liquidar todo con tan solo una mirada, su licenciatura en falencias que consiguió gracias a tu maldad la preparo para arrasar contra todo. Ya no había tiempo para un recambio de emociones, esos tristes fantasmas colonizaron su cabeza instalando residencia y dominando a pasos fuertes. Otra vez llegaste lo suficientemente tarde como para que no haya vuelta atrás. Y ya no hace falta nada, porque la nada llena todo.
Y te juro que ella también quisiera darle un punto final, pero hay heridas que no saben cicatrizar. Y yo también quisiera saber como terminar, pero entre su dolor y tu maldad hay un abismo que me lo impide.