¿Y si mil lagrimas no alcanzaran? ¿Qué harías? ¿Qué harías si entre mi lengua y tu maldad quedó atrapado el abrazo sanador? ¿Qué pasaría si no fuera capaz de perdonarte? El final feliz se perdió en la desdicha de no saber hacer que me quieras, y el cielo furioso reclama la lluvia que le robe y no para de fluir por mis ojos. No hay camino más oscuro que ese al que me arrastran los fantasmas de tu ausencia en presencia.
Hasta Lucifer se quedo sin palabras al ver mi corazón desangrar por tu dolor.
Afuera sale el sol, y adentro también. Pero la amenaza de ese invierno sofocante vuelve a hacerme recordar que hasta la rosa más hermosa puede lastimar con sus filosas espinas.
Cambie de camino en un rumbo perdido y me perdí tratando de perder lo que ya había perdido.