¿Por qué todos los hombres son iguales? ¿Es qué no hay uno que pueda entablar una relación seria? En especial a ese tipejo.
Me arreglaba en casa, Ryan me había invitado a cenar, probablemente me pediría una tercera oportunidad. Eran puros pleitos con él, aparte de ser un mujeriego, siempre llegaba tomado a casa y me quería tener como una maquina sexual. Me había puesto un bonito vestido corto con toques de encaje, hasta eso que tenía lindas piernas. Unos tacones no muy altos, y sujeté mi cabello en una coleta despeinada. Me coloqué un poco de perfume y brillo labial, y salí de casa, y caminé hacia aquel restaurante. No quedaba lejos, un par de cuadras solamente. Sujeté mi bolso y caminé por la aun no muy oscura calle de Londres, Inglaterra. Llegué a dicho restaurante donde me citó y lo busqué con la mirada, aún no llegaba. Me senté en una de las primeras mesas para que lograra verme, sí es que entraba. Saqué el celular de mi bolsa y eran las 8:30pm, la hora en la que me citó. Bien, esperé un momento y aún no llegaba, un mesero se acercó y me ofreció algo de tomar, pedí una limonada, Ryan ya no debe de tardar tanto. Pasaron 15 minutos y aún no llegaba, quizá su auto se averió. Pasaron 30 minutos y no llegaba. Pasó 1 hora, y comenzaba a desesperarme. ¿Será que me dejo plantada? ¿Y sí le pasó algo?
No importa, seguí esperando, aún tenía un poco de esperanza. Pasaron 20, no llegó. ¿Pero por qué me llamó con tanta urgencia entonces? Un mesero se acercaba a mí.
- ¿Desea algo de cenar señorita? –preguntó.
Mmm, ya que-. Una ensalada Ceasar tal vez –pedí.
- En un momento estaré con usted –mencionó y salió.
Estúpido Ryan, ya habían pasado 40 y no llegó. Mi orden llegó más rápido que él. La gente se iba, otra entraba, y las que llevaban tiempo allí me miraban como: "¿Y ésta loca qué?", "¿Acaso no piensa irse?".
Claro que me iría, sino dormiré aquí. Quizá y me ponían a lavar los platos sucios, o a levantar las mesas. 10 minutos más. Sólo eso, ¿por qué sigo esperando joder?
Ya eran dos horas, ¡dos horas!, ni modo Ryan. Tú lo perdiste amigo. Pagué la cuenta, tomé mi bolso y salí. Todo se veía tan oscuro, eran más o menos las 10:40, u casi 11 pm. Vi una sombra detrás de mí, jure haber visto algo. Me giré y no había nada. Seguí caminando cuando sentí que alguien venía detrás de mí, me giré nuevamente y venía un joven con una revista, parecía leerla, yo le calculaba unos 40 o unos 30 y tantos años. Decidí ignorarlo, no era importante. Oh si, sólo dos calles más. Otro joven venía doblando hacía la banqueta por donde yo pasaba, miré para atrás y ahora venía el mismo tipo de la revista. Creo que era amigos, porque se saludaron desde lejos. Cuando regresé la mirada al frente, el tipo me miraba, miré para a atrás y el otro también. Oh, no… justo en el callejón. Traté de alejarme pero sólo me metí más a este.
- No me toquen… -pedí temerosa.
Este rió y se acercó a mí-. ¿Qué te hace pensar que no lo haré? –tragué saliva y mi respiración comenzaba a entrecortarse. Lo empujé e intente correr, pero él otro sujeto me tomó fuertemente y me pegó contra la pared.
- ¡Auxilio! –grité pero me taparon la boca.
- No saldrás de esta –dijo el otro, mientras olía mi cabello y el su amigo tapaba mi boca con un lazo. Argh, tenían un olor terrible a alcohol. El tipo pasó su lengua por mi cuello mientras con una mano tomaba mi seno y con otra acariciaba mi pierna. ¡Bastardo!
El otro sólo revisaba que no viera nadie. Intentaba patearlo, pero me tenía con un fuerte agarre, las lágrimas comenzaban a salir, no quería que pasara esto. No quería que me siguieran toqueteando, quería salir de aquí. El tipo, comenzaba a introducir su mano en mi vestido, todo iba de mal en peor, yo hacía el intento de gritar pero no se escucharía lo suficiente para que alguien viniera y me salvara de esto. El tipejo besaba mi cuello, y yo apretaba las piernas lo más que podía, no dejaría que me hicieran eso. Aunque sabía que algún momento me cansaría. El sudor corría por mi cuerpo, las lágrimas por mi rostro, las palabras no me salían.
