—Llevas cinco vasos de burbon ya. —Me dijo Álex. —¿Cuándo piensas dejar de beber? Tenemos cosas que investigar.
—Cuando consiga encajar algunas piezas. —Contesté girando el taburete de la cocina y mirándolo fijamente. —Todavía estoy esperando que me cuentes el por qué estamos aquí.
—¿Y quieres escuchar la historia borracho? —Enarcó una ceja.
—Es como mejor las afronta. —Resonó la grave voz de Marcos.
—Nadie te ha dicho que intervengas, es más, puedes irte de nuevo por dónde has venido. —Le contestó cortante Álex.
—Bueno, estoy aquí para salvar a una chica que no conocía en absoluto. Creo que merezco saberlo. —Contraatacó mientras que se echaba un vaso de mi mismo alcohol.
—Espera sentado. Yo estoy implicado y aún no me ha dicho nada. —Le dije mientras que bebía otro sorbo de aquel delicioso alcohol.
—En realidad, quizás sí que tengas algo que ver... —Contrarrestó Álex.
Marcos y yo lo miramos totalmente desconcertados. Estaba seguro de que Marcos no conocía a Ana. A ellos los conocí en una etapa totalmente distinta que a Marcos, no se los había mencionado nunca y ni si quiera sabía de su existencia porque, cuando aún era reciente mi mudanza, no le cogía el teléfono a ninguno de los dos y Marcos se dio cuenta.
¿A qué viene ese comentario de Álex? Puede que de muchas cosas de mi pasado no las tuviera nítidas debido a la bebida que ahora mismo estoy ingiriendo, pero tenía claro e incluso podría jurar que ellos no se conocían de antes. Si yo hubiese sido Marcos, ni si quiera me hubiese implicado en algo así, estaba claro que con todo lo raro que ya había ocurrido, ninguno íbamos a salir muy bien parados de toda esta historia.
—No conozco a Ana. —Dijo con seguridad Marcos.
—Yo estaba totalmente seguro de ello, y de que tampoco me conocías a mí, hasta que tuve pruebas de lo contrario. —Le contestó Álex mientras que buscaba algo en su mochila negra y vieja.
—Creo que no estar con Ana ha hecho que se le vaya la cabeza. —Le susurré a mi amigo mientras que lo mirábamos de forma extraña.
—Juraría que se ha vuelto loco. ¿Lo llevamos al médico?
—Os estoy oyendo. —Intervino cuando consiguió sacar un pequeño papel. —A diferencia de vosotros, yo he estado investigando.
—Acabamos de llegar a Nueva Orleans, a no ser que contratases a un detective privado, es imposible que te haya dado tiempo a investigar, o sea que mucho menos a descubrir algo. —Le dije mientras que me servía otra copa. Si ahora mismo me viera Ana diría que me he vuelto un alcohólico, me pegaría y me obligaría a que me dejase de auto compadecer por su desaparición y hiciese algo al respecto. Ya fuese para encontrarla o para olvidarla.
—¿Te acuerdas el sitio que teníamos alquilado?
—¿La casa que compramos cuando estuvimos de viaje aquí? ¿La que está a las afueras de Nueva Orleans?
—Sí. Hace tiempo que llevaba deshabitada, supongo que a la gente le gusta más ir al centro. —Tomó asiento a nuestro lado. —Pero me vino bien que no hubiese nadie ahí y que hiciese mucho tiempo que estuviera vacía. He podido meterme a buscar cosas en el desván.
—¿Has vuelto a entrar? ¿No pactamos que no íbamos a volver a entrar?
—Exacto, pero también pactamos que no pisaríamos más este lugar y sin embargo estamos aquí. Además, si lo que te preocupa es que haya visto la cantidad de bragas con diferentes colores, sí, lo he visto.
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Creo que me he enamorado... (Terminada).
Novela Juvenil¿Os acordáis de mí? Sí, sí, soy James. Ese que era el mejor amigo de Ana y que a su vez también amigo de Álex. Ese que se enamoró de ella como un loco. Ese que siempre estaba a su lado en sus peores momentos. Ese que consiguió conquistar su corazón...