Capítulo 7

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El cereal de mi plato estaba por terminarse, este fin de semana prometía ser insoportablemente largo.

Ray nisiquiera probó su comida.

Miraba un punto fijo en su tazón, sus ojos no mostraban nada que me dijeran en que estaba pensando.


-¿No vas a hablarme?- pregunté mirando mi cuchara.

El sujeto frente a mi no se movió, parecía un robot apagado, su bello rostro no mostraba ninguna emoción, ningún sentimiento, nada.



-¿Terminaste?- preguntó sin mirarme aún.

-Si y ahora voy a salir a dejar que me roben y me corten en pedazos para venderme por kilo en el mercado negro.- aseguré mirándolo con una sonrisa llena de sarcasmo.

-Te quitarían los órganos, no ocupan tu piel.- se limitó a decir mientras recogía nuestros platos y los llevaba al fregadero.

-¿Qué ocurre?- pregunté molesta.- creí que ya no nos íbamos a ocultar nada, Ryan.

-Jous, por favor- se quejó molesto fregando los trastes.

- ¿Qué? Ray,  tienes que hablar más conmigo, antes lo hacíamos todo el tiempo.- aseguré cruzándome de brazos. -¿porqué ahora no?

-Debo pensar.- aseguró en voz baja.

-¿En qué?- exigí sentándome en la barra de la cocina, arrebatándole un plato y secándolo con un trapo.

-¿Crees que ese señor nos dejará en paz? No lo hará, tengo que pensar donde vamos a mudarnos, ¿dónde nos iremos?, ¿cómo te cambiaré de escuela?, Todo eso.- dijo restándole importancia.

-¡¿Qué?!- dije soltando el plato que cayó bruscamente en el lavabo sin romperse.



¿Porqué quería mudarse? Jaxon era nuestra única familia, nos estaba ofreciendo tener una vida normal y más cómoda.

La actitud cruel y fastidiada de mi hermano no parecía molestarle a Jaxon. Quería ayudarnos, éramos lo único que el tenía y viceversa para nosotros.

No quería irme. Aqui estaba mi vida, mis amigas, mi escuela, mi todo.



-No confío en él.- asegura seriamente terminando con los platos.

-¡No quiero irme!- grité para llamar su atención.

-Eso pudiste evitarlo, si me hubieses hecho caso, si me obedecieras de vez en cuando, no tendríamos este problema.- me regañó.

-¡¿Es mi culpa?!- solté molesta.-  sólo quería ir por mi proyecto. Es mi sueño, Ray y el que tu no me apoyes no me va a alejar de mis metas.- aseguré bajando de la barra.



Estábamos uno frente al otro con nuestras mejores caras de enojo, él cruzado de brazos haciendo que su camisa se apretará en sus músculos y con su cabello cubriendo su frente.

Y yo con mis manos a las caderas mirándolo con mis cejas juntas, mirando como una sonrisa falsa oscurecía su rostro poco a poco.


-Seamos honestos, ¿okey?, no vas a hacer nada importante por nadie, No vas a inventar nada.- soltó seriamente-  Tal vez puedes llegar a ser doctora, pero sólo trabajarás en un hospital de gobierno, donde te pagarán sólo lo necesario y te dedicarás a recetar inyecciones.- se burló descaradamente.




No podía decir nada.

Jamás me había hablado así y esa sonrisa jamás la había visto en él, esa actitud no me la había mostrado en toda nuestra vida.

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