/E L C H I C O D E L A U T O B U S/

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"Llegar, encerrarme en mi habitación y dormir" era lo único en lo que podía pensar de camino a casa. Era sábado y yo recién salía del trabajo, un segundo más ahí y me explotaba la cabeza de tanto estrés.

Iba en uno de los asientos de enmedio, con mis auriculares escuchando algo de música, todo el autobús iba lleno, dos personas por asiento, excepto el mío, donde solo iba yo.

Me sentía cansado, y muy mal, pero no me podía dormir, el autobús pasaba por zonas bajas y no me podía arriesgar a que me robaran por ir dormido. Decidí subirle el volumen a mi celular para despertarme cuando de repente, alguien se sentó a mi lado.

Era una chica castaña ojos claros, un par de años mayor que mi quizá, supuse que ella igual venía de trabajar.

La siguiente estación era en una de esas zonas marginadas, donde nadie se atreve a pasar caminando, a menos que ya seas un residente de ese lugar. La chica de al lado iba enviando textos en su celular, como si no supiera el riesgo de hacer eso en este lugar. El autobús se detuvo y solo una persona subió a bordo.

Se subió un chico de 1 metro 75 de estatura aproximadamente; traía el cabello recortado pero se notaba que era rizado castaño, tenía unos ojos de color que a lo lejos, no pude descifrar. Traía su camisa púrpura al revés, unos zapatos gastados y un pantalón sucio, todo el estaba algo sucio, pero no se le veía mal.

Es mas, era atractivo. Jodidamente atractivo.

El chico venía de pie en el autobús ya que no habían asientos disponibles, hasta que en la siguiente estación bajo alguien. Fue la chica castaña que traía a la par.

Todo se congelo para mí cuando él noto que había ese espacio libre. Me miro con esos ojos grises oscuros y se sentó. Me quité disimuladamente mis audifonos y los guardé. Me dio miedo su aspecto. Lindo pero podía ser peligroso.

El autobús siguió avanzando igual que mi miedo. El iba con su mirada hacia abajo y sus manos aferradas al respaldar del asiento de enfrente. Pude notar como sus venas se marcaban mucho en sus manos grandes y palidas, con las uñas mordidas y astilladas. Sus brazos estaban algo bronceados por el sol al igual que su cara. Pero de perfil se veía aún más guapo.

No se su nombre, no se quien es, pero de algo estaba seguro: mi miedo había desaparecido. Cuando lo vi con sus ojos cerrados dormido, me pareció lo mas lindo del mundo. Veía su respiración tan calmada, sus labios cerrados color rosa, quería besarlo y recostarlo en mi pecho para que siguiera durmiendo.

En la siguiente estación se subió un señor pidiendo ayuda, tenía su hijo en el hospital y quería recaudar dinero para poder pagar la cirugía. Yo escuchaba al señor hablar y no solo lo hacía yo. Noté como él había despertado y estaba mas que atento escuchando lo que él pobre hombre decía.

Saque mi billetera para poder darle al pobre hombre 5$, y en eso noté como el trataba de sacar algo de su pantalón. ¿Un arma? ¿Me iba a asaltar? Soy un estúpido. Jamás debí haber sacado mi billetera en frente de el. Mi miedo volvió a crecer en mi y estaba a punto de correr cuando...

Saco dos billetes de dolar, muy arrugados y viejos. Se los dio al pobre hombre cuando este paso cerca nuestro. Me quedé impresionado. Quería saber más de el. No quería dejarlo ir. ¿Y si era eso lo único con lo que el contaba?.

Estabamos a punto de llegar a la siguiente estación cuando el se puso de pie y empezó a caminar a la salida del autobús. Me sentí vacío y a la vez lleno de adrenalina. ¿Debería ir tras el? Quiero saber su nombre y si se encuentra bien, estaba planeado ponerme de pie e ir tras el.

Llegamos a la estación. El se bajo y corrió a tomar otro autobús. Me quede mirando desde la ventana como desaparecía entre la multitud. "Espero volverte a ver..." Pensé, cuando note algo en el piso del autobus.

Un documento de identidad.

Su documento de identidad.

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⏰ Última actualización: Jun 05, 2016 ⏰

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