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Cuando Baekhyun tenía doce años se preguntó por qué era que su pequeño pato se había muerto. Las únicas respuestas que tuvo de sus padres fueron que el patito se sentía solitario después de que su amiga hembra se hubiera muerto. Su patito se ahogó a sí mismo. Su patito prefirió dejar de respirar antes que quedarse solo.

Su patito no era afortunado. Su patito se convirtió en un monstruo, un asesino de su propio ser. Baekhyun, quince años después, finalmente entiende el sentimiento de su patito. Esa sensación asfixiante, ese temor al ver una y otra vez el daño frente a sus ojos.

Pero tú no puedes entenderlo. Tú no lo sabes. Nunca lo sabrás. No trates de entender.

Tú no puedes retroceder.





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-Mi hermana me dijo que su vuelo se atrasó y llegará tarde a la ceremonia -Chanyeol dice con la boca llena, llevándose la comida sin importarle la suciedad-. Todo es culpa de su novio, es un exagerado por donde lo veas. Si pensé que tú, tardándote más de siete horas en elegir qué ponerte, era demasiado, imagínate a ese bastardo recorriendo tiendas por dos semanas sin detenerse. Dos semanas.

Baekhyun mira simplemente cómo es que su huevo frito se enfría y los colores pierden un brillo especial. Su café aún humea, pero el olor no le llega a las fosas nasales. Revolviendo su desayuno, Chanyeol lo mira por un segundo.

-¿Estás bien?

Baekhyun ya no sonríe.

-¿Te duele la cabeza?

Me duele todo.

-¿Estás nervioso?

Jodido.


Baekhyun piensa en su respuesta y descarta las palabras que ya ha usado.


-Creo que la preparación de la ceremonia me dio demasiado estrés -se encoge en hombros jugando con la comida de su plato. Sus ojos oscuros, su mirada perdida y cabellos revueltos.

Chanyeol come con más lentitud, ha detenido su creciente hambre para observar a su pequeño novio repentinamente tan decaído. Baekhyun está cansado, quiere dejar que todo termine y ver si esa posibilidad está aún vigente. Que el destino-que jura no existe-pueda darle la oportunidad de dejarse ir por una vez. Así que levanta la cabeza, encontrándose con los ojos curiosos de su novio mirándolo un poco preocupado.

-Hoy es un bonito día, ¿verdad? -su voz suena convincente, pero su mirada no.

Chanyeol voltea la cabeza, encontrándose con el gran vidrio que cubre su apartamento. Están en lo alto del edificio, Seúl en un completo movimiento y el sol perfectamente bien puesto sobre el cielo. Todo luce tan normal, tan bien y Chanyeol sonríe.

-Sí -el alto murmura con un suspiro mientras toma un sorbo de jugo-. Pero es mucho mejor ya que finalmente es el día. Hoy es el día más importante para nosotros Baek, estaremos juntos para siempre después de esto.

Baekhyun sigue observando la ventana y no reacciona. ¿Cuántas veces ha escuchado ya esas palabras? ¿Cuántas veces tendrá que soportar el doloroso recuerdo? Tiene tantas ganas de gritarle a Chanyeol que se calle. Que no. Que no hay un final feliz, que todo es una mentira. Un círculo interminable, una cosa de todos los días que no puede soportar.

Pero es que lo ama tanto. Su amor es tan grande que le hace hacerlo una y otra vez.

-¿No tienes que ir con Junmyeon? -es lo que Baekhyun dice después de unos minutos.

RegressionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora