Capítulo 1

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Cerré los ojos y empecé a pensar en el transcurso de toda mi vida, qué había hecho, cómo lo había hecho, por qué tomé ciertas decisiones, era la persona que realmente quería ser o por el contrario era la persona que ellos querían que fuese. A lo largo de la vida nunca nos paramos en recapacitar ni por 10 minutos. El entorno en que estamos envueltos no nos ayuda, el ruido urbano no favorece nuestra meditación, los coches pitando, las fábricas haciendo un ruido escandaloso, la gente grita por las calles, los llantos de los bebés, los ladridos de los perros, unos hablan por teléfono y otros hablan con sus amigos, pero siempre con el móvil en mano. Las redes sociales son muy importantes para ellos, se podría decir que tienen escrito toda su vida en cada dispositivo que posee cada individuo, pero yo lo encuentro una estupidez, no tiene sentido ninguno.
Más de la mitad de la gente que sigue a otras personas en las redes sociales ni se conocen o simplemente están por postureo y eso es una gran idiotez. Por eso es lógico que haya tantos casos de ciberacoso o como se diría en inglés cyberbullying acoso virtual o acoso cibernético, la gente plasma sus vidas ahí y después es fácil que otros utilicen esa información para usarlos en su contra.
Pero como os iba diciendo tampoco hacemos nada para querer reflexionar, así que esa madrugada lo hice. Pensé en todo eso y cuando apenas me di cuenta el despertador estaba sonando, lo había puesto a las 6:00h, pero no lo apagué hasta las 6:15h. Me levanté e hice las cosas que suelen hacerse cada mañana, desayunar unas tostadas con mermelada, lavarse los dientes, peinarse y finalmente vestirse. Me puse una camiseta manga corta de color blanca, tenía incorporado unos dibujos y un mensaje que decía Never Stop Dreaming me gustó la frase de esa camiseta y por eso fue una de las razones por la cual la compré, me costó sólo 10€ así que estaba bien de precio. Luego me puse unos pantalones largos de color negro, no me gusta ir con pantalones cortos por mucho que sea verano y además me sirve para poner el móvil en el bolsillo, ya que muchos pantalones no disponen de uno o lo utilizan como decoración, anteriormente había dicho que no me gustaban los móviles y es cierto, pero mis padres están empeñados en que esté en contacto por si supuestamente me pasase algo. Luego cogí unas zapatillas de color negras que iban a juego con mis pantalones y finalmente una camisa de color celeste, me remangué las mangas hasta los codos cogí la mochila y me fui de casa.
En la parada del bus vi a un joven corriendo de un lado a otro de la calle y eso me hizo pensar en el porqué de su comportamiento tan peculiar, se acercó a mí y me preguntó por la hora, le dije que eran las 7:00h me dio las gracias y volvió a correr, acto seguido el autobús se paró a su correspondiente parada y el hombre subió primero, detrás de él, subió una mujer mayor con el pelo rizado de color gris, tenía una falda lisa de color marrón y una camisa de flores con una rebeca de color beis, a continuación pasaron un hombre y una mujer de mediana edad, parecían que iban juntos y finalmente cuando no quedaban más personas subí al autobús. Había demasiada gente por lo que todo el trayecto estuve de pie. En la parada que bajé quedaba justo al lado del Corte Inglés junto con otras tiendas.
Unas abrían antes y otras después, por lo que a veces me paraba para ver qué cosas nuevas habían incorporado en las tiendas que abrían antes y esa vez era uno de esos días, me paré y solamente vi un bolso, era bastante elegante, pequeño, de color negro, imaginé que quedaría muy bien con un vestido de color azul marino, ya que esos dos colores combinan a la perfección, apenas tenía compartimentos, lo necesario para que una mujer ponga lo que necesite, estaba hecho de piel y de tela, pero como era de marca el precio que le habían puesto era altísimo, sólo los ricos podían comprarlo. En ese momento pasó 17 minutos, por lo tanto me quedaban 15 minutos antes de que empezara la primera clase, me puse a correr y pensé que llegaría tarde al colegio, veía a la portera cerrar la verja, le daba igual si los niños pequeños de primaria llegaban tarde, de hecho un día una niña iba acompañada de su madre y llegó un minuto tarde, por lo que la madre insistió que la niña no había llegado tarde, la madre de esa chiquilla dijo que la que llegó tarde fue ella porque estaba lloviendo y no podía correr con el coche de la lluvia que caía, pero la portera no le hizo caso y cerró la verja. La dejó con un palmo de narices, tuvo más conflictos, pero desde ese momento siempre llegan un cuarto de hora antes. Esa vez parecía que era mi turno, me demoré bastante viendo ese bolso, pero tuve suerte, ya que a la portera cuyo nombre es Sofía le llamaron por teléfono y cuando esa mujer hablaba podían pasar horas. Pasé desapercibido, sabía que si no cogía un atajo la clase empezaría y no me dejarían pasar hasta la siguiente hora.
Lo que hice fue cruzar el pasillo que solían ir los instructores y que prohibían que todo alumno circulase por esa zona, debido a que había una sala de profesores que servía de eslabón para pasar del pasillo de los instructores hasta llegar a mi aula. En ese habitáculo habían escritos, diplomas, títulos, algunos trofeos de los campeonatos que los estudiantes habían ganado, expedientes de cada alumno que estaba en el centro y demás documentos que no entendía. Era pequeña no media más de trece metros cuadrados, la pared estaba hecha de piedra y de ladrillo de un color verde oscuro que quedaba perfectamente combinado con el rojo cobrizo de la tierra, el suelo de parqué. Había una mesa central rectangular de madera con cuatro sillas, dos en cada lateral de éstas, de manera que estaban posicionadas una enfrente de la otra, justo al lado de la mesa, se apreciaba una estantería con algunos libros de química que habían quedado obsoletos. La ventana estaba tapada por una cortina, pero apenas los rayos solares podían penetrarla.
En ese preciso momento no había nadie, por lo que pude pasar sin problemas, cada paso que daba, la puerta del fondo se hacía más grande y aumentaba el volumen de las voces que provenía desde el aula me acerqué y llamé.

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