Capítulo I: Antes

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Los zombies son cosas que sólo existen en la películas, en los libros y en las historietas.

Eso le había dicho a mis dos mejores amigosㅡKate y Rogerㅡ cuando veíamos una película ambientada en un apocalipsis zombie un sábado por la noche en casa de Kate. A decir verdad, la película era terriblemente mala, era un grupo de adolescentes intentando sobrevivir cuando el mundo había caído devastado por una oleada de zombies come cerebros, y la película resultaba ser más cómica que atemorizante. Aunque al verla, ese sábado por la noche, con un montón de palomitas y en la comodidad del cuarto de Kate nunca pensamos como podría ser un verdadero apocalipsis zombie, porque por supuesto, los zombies no existen.

Lo que sí existe son las enfermedades y más específicamente los virus.

El 26 de febrero del 2018, los hospitales de toda Australia lograron dar alerta al país de una nueva enfermedad que había aparecido de la nadaㅡsegún reportes de ellosㅡ y que era altamente contagiosa, cuando dieron a conocer los síntomas la mayoría que escucho de ellos se rió: los individuos con el virus «Zekra», como ellos lo habían nombrado, presentaban alta fiebre, vómitos de sangre, piel frágil con tendencia a desgarrarse y demencia por parte del infectado, síntomas alarmantes, sin duda, pero fue el último reporte el causo risa en la comunidad médica de todo el mundo. Y citó el comunicado oficial de la AMA(Asociación Médica Australiana):

"Los pacientes con virus Zekra sufren un bajo ritmo cardiaco hasta entrar en estado de shock séptico, entran en coma entre las 6 y 12 horas de infección, mueren entre las 8 y 16 hrs después de la infección. Los pacientes experimentan preanimación entre las 2 y 6 hrs posteriores a su muerte, pérdida de la mayoría de su capacidades cognitivas, demencia extrema y comienzan a atacar físicamente a otros en signo de canibalismo, las mordidas y heridas infundidas por los infectados terminan por infectar a más personas."

Cuando el comunicado oficial apareció en las noticias de todo el mundo, Australia decidió cerrar sus puertas a cualquier visitante y declarar emergencia nacional. El mundo se dividió entonces en dos tipos de personas: las incrédulas, las que se mofaban de tales declaraciones, que creían que eran para llamar atención al país, y que decían que de ser una enfermedad en todo caso sería algo curable; luego estaban las que se asustaron, esos que creían que el apocalipsis había llegado.

Con dos padres médicos, y viviendo en el sur de Florida, a una distancia descomunal de Australia, mis padres y yo formábamos parte del primer grupo. Y así fue hasta que el primer caso llegó al continente.

American Airlines transportó seis de los últimos vuelos de Australia antes de cerrar sus puertas.Alguna otra aerolínea llevaba un vuelo a España, uno más a Brasil y otra decena de destinos en Europa, América y Asia, de los 17 vuelos que salieron de Australia y que nunca regresarían, cuatro iban a distintos puntos de Estados Unidos, uno en Los Angeles, un segundo en Nevada, un tercero a New York y un último a Miami.

El mundo de repente entró en alerta, el grupo de los incrédulos llegó a su fin, los casos comenzaron a surgir por todo el mundo. El último reporte que se supo de Australia fue de un 90% de su población infectada. El primer país había caído.

Me preguntaba, cuánto tardaría en extenderse por Estados Unidos un virus como aquel.

No tarde tanto en descubrirlo.

Pandemia{Pausada}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora