Un día normal en la vida de un padre.

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CAPITULO 10

"Del odio al matrimonio solo hay un paso"

No es que las cosas fueran fáciles entre ellos o el Uchiha no tuviera un temperamento muy escaso desde el principio; pero decir que Madara no se había vuelto una belleza peligrosa, salvaje, y cautivadora conforme pasaban los años era una mentira de las grandes o por lo menos eso pensaba Hashirama Senju mientras veía al hombre entrenar con sus hijos. El calor había hecho despojar al guerrero de pálida piel de su armadura y el traje Uchiha y con una ferocidad que preocuparía a cualquier otro menos a su esposo, lanzaban varios kunais a los mellizos para que los esquivaran.

Luego de sortearlos satisfactoriamente por varios minutos el mayor de ellos pregunto— ¿Podemos ir a nadar ahora papi?

— ¡Por favor papi el agua se ve deliciosa y hace mucho calor!

El hombre miró al par de niños pequeños que apenas le llegaban a la rodilla, abrazarse a sus piernas y verlo a los ojos haciendo un puchero adorable.

—Está bien pero sólo por veinte minutos, tenemos que regresar a la casa.

— ¡Sí papi!—gritaron felices los niños metiéndose al agua jugando bulliciosamente en ella.

El azabache miro al peli-castaño y lo regañó—Es tu culpa: los consientes mucho, ahora están aprendiendo tus mañas ¿Aparte quien entrena de ésta manera?—Exclamó el indignado papá extendiendo los brazos a los lados indicando la sombra del árbol gigantesco que su esposo había hecho crecer en unos segundos y la cual se esparcía a más de cincuenta metros a la redonda, debajo de ésta había también un par de enormes y cómodas bancas de madera, desde donde se avistaba la cascada en la cual retozaban los niños.

—Son sólo bebes recuerda que el médico recomendó que no se quemaran sus pielecitas hasta que tengas más edad.

—Los mimas demasiado, el sol es bueno para los chicos.

—Tienen cuatro años, según Tobirama deberían estar metiéndose los dedos en la nariz y embarrándose con tierra: no esquivando Kunais.

—Ya caminan y tienen su sharingans, estoy seguro que algunos de esos malditos de los otras aldeas se les puede ocurrir la genial idea de raptar a mis bebes; es fundamental que sepan defenderse y les den pelea para que nos den tiempo llegar y así quemar a los imbéciles que se atrevan a ponerles un dedo encima.

— ¿Sabes? te preocupas demasiado, yo creo que vamos por buen camino para lograr la unión del mundo ninja.

— ¡Unión del mundo ninja mi trasero! No confío en ninguno de esos shinobis de pacotilla y no lo hare nunca, a menos que me demuestren que son de fiar, entre tanto son posibles amenazas a Konohama.

—Deja de ser tan fatalista y ven aquí, tienes que aprender a relajarte un poco.

— ¡Oye deja ahí! ¡Suelta! ¡Los niños van a vernos!

—Están muy entretenidos jugando para prestarnos atención.

Replicó el Hokage lamiendo y succionando fuertemente las pequeñas areolas que le habían estado rogando por su atención desde hacía una hora.

— ¡Suéltame alguien tiene que vigilar a los niños!

Haciendo movimientos con una sola mano, el primero convocó un clon de madera y empezó a besar en el cuello a su esposo, sin embargo fue un poco tarde ya que los niños habían percibido la interacción entre sus padre.

— ¿Tú crees que papi produzca mucha leche, Daisuke?

—No lo sé ¿Por qué lo preguntas Itsuki?

Del odio al matrimonio sólo hay un paso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora