Actions Speak Louder Than Words «Yoonmin»

一

Yoongi se movió a la nueva ciudad cuatro años atrás. La comodidad de las vías del tren y un departamento en la azotea era lo más parecido a lo que podía llamar casa, o mejor dicho, lo más cercano que podía permitirse a pagar en esta lujosa ciudad. Estaba hecho con monedas en los bolsillos, un par de diez mil won en su billetera- la única cosa realmente lujosa que le pertenecía era su pasión por hacerlo grande, por buscar la música.

El húmedo asfalto y deslizante concreto fue donde se encontró a sí mismo caminando tarde en la noche, la lluvia de otoño y las frías mañanas siempre le traían una nostálgica sonrisa a su rostro incluso si no dormía. La gente lo llamaba búho, pero no le gustaba- porque ¿cómo alguien podría llamarse a sí mismo un búho cuando no dormía? Él trataba terriblemente a su cuerpo. Llenándolo de cafeína la mayor parte del día, llevándose al extremo hasta que sus ojos estuvieran inyectados en sangre, pero aún así mostraba esa arrogante y molesta sonrisa cuando los transeúntes le daban un vistazo a su rostro. Después de todo, ¿no estaba Seúl lleno de buscadores de sueños?

Pero Jimin era una gran parte de su vida también. El más joven siempre encontraba una manera de convertir sus patrones irregulares, independiente de si era invitado o no. Su relación no era sana, pero para Yoongi, Jimin era la cosa más sana que él conocía. Y siempre haría vista gorda cuando Jimin estuviera envuelto porque Yoongi estaba tan asustado de dejarlo ir.

Las relaciones tóxicas significaban colillas de cigarrillos decorando la terraza de Yoongi, sexo en los cojines del sofá que hacían bailar al polvo brillando por la luz de la luna junto a las cubiertas. Significaba besar gruesos labios con olor a cerveza y pasta de dientes de canela. Y en lo mucho que Yoongi amaba tirar de ese cabello que olía tanto a shampoo de leche de coco y sudor.

Tóxico significa comodidad; y en esta solitaria y gran ciudad, eso era todo lo que Yoongi conocía para sobrevivir en esta selva de concreto.