Por fin amaneció, sentí un fuerte impulso por levantar la caja y revisar aquellos libros, al levantar esa pesada caja se me cayo de las manos, cerré los ojos al abrirlos pude ver que al dejarla caer un compartimento bajo los libros se abrió, donde se encontraban unas instrucciones para leer los libros, me paralice totalmente sentí como si alguien me observará así que me gire lentamente pero no había nadie en las instrucciones decía que para poder leer los manuscritos debía dejar caer una gota de sangre en mis ojos, pero no cualquier sangre, debía ser sangre de algún animal así que me dirigí al mercado y compre sangre de vaca, aun estaba caliente era reciente, solo una gota en cada ojo al parpadear pues el dolor era insoportable mis ojos se tornaron de ese típico color rojo que aparece cuando te cae una basura, no tenia rastros de sangre, mis ojos eran de un color café no muy oscuros pero luego de hacerlo de la sangre se tornaron negros como la noche, al abrir el primer libro tenia un nombre bastante peculiar, Ángeles oscuros en el se veían muchas descripciones, como por ejemplo como escuchar los pensamientos, como ser tan veloz como la luz, como pasar desapercibido, en fin al final de cada palabra había una advertencia, de no continuar leyendo pero la curiosidad, la maldita curiosidad no me dejo pare de leer pues al pasar la pagina la siguiente era mas interesante que la anterior no podía parar, aunque mi corazón lo desease no podía ese impulso por leer ese deseo, aunque esa sombra parecía no querer abandonarme mi corazón se empeño en no parar de leer, al transcurrir los días menos comía, por leer el libro pues cada vez mas se me abrían los ojos al conocimiento, yo no salía de ese oscuro ático mi piel se torno de un color blanco, mis ojos de ser café pasaron a ser un color mas oscuro, ya no hablaba mucho con mis amigas, aunque las veía toda la mañana, pero no hablábamos puesto que estaba totalmente concentrado en el libro, los recreos se me hacían, solo segundos leyendo, las horas de clase se volvían eternos, un día mi padre nos llevo a ese mismo restaurante "The Bird Black", pero esa vez invitó a los empleados y sus familias, al entrar una corriente de aire aun más fría que la de la última vez me recorrió al ver el mesero se me acercó y me dijo al oído.
- Tienes algo que me pertenece y lo sabes.
No pude responder nada estaba atónito, es que aun lo recuerdo y no encuentro las palabras para expresar lo fuertemente impactado que estaba, al sentarnos en la mesa mi padre ( me había apegado tanto a ellos que los consideraba como mis padres biológicos)
-¿ que te dijo el mesero?
-Nada, solamente que algunos baños estaban averiados. Le dije rápidamente para poder evadir las preguntas, puedo jurar que no sentí mas adrenalina que ese día puesto que todo concordaba, las corrientes de viento, las miradas del mesero, la sombra apuntando a los libros, al llegar a casa corrí rápidamente al ático para ocultarlos pues planeaba enfrentarlo cara a lo que fuese lo que el era, pasaban los minutos, cada vez me sentía mas nervioso llego la hora de enfrentarlo, 3 Am abrí la ventana y esa sombra se hizo humano, era el mesero de ese restaurante, trate de que no se me notara el miedo pero por dentro me consumía totalmente.
- Entrega me mis libros.
Dijo con una vos para normal como si hubiesen mas personas- No, no lo aré pues ahora me pertenecen.
Dije en un tono desafiante
En ese momento mi "Cuarto" se lleno de humo caí profundo, al despertar mi cuarto estaba desordenado pues había buscado los libros pero no los encontró.
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Gritos Silenciosos
Teen FictionSebastián es un chico que a sus 18 años decide no callar mas y contar su historia quizás muchas personas se identifiquen con el ....