Capítulo 8

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Cuando desperté una terrible resaca me aturdió justo cuando elevé mi cabeza al enderezarme.

-Buenos dias, ¿cómo te sientes?- me preguntó una dulce voz femenina.

Al observar en donde me encontraba mi corazón se aceleró. Está no era mi casa, esta no era mi cama, esta no era mi ropa y éste dolor de cabeza no era como los otros.

Emily, la prometida de Jaxon me observaba preocupada, examinando mis rasgos detenidamente.

-¿Dónde estoy?- le pregunté sentándome para mirarla mejor.

-En casa de tu tio. - me sonrió amablemente.

-¿Qué hago aqui?- pregunté cautelosa.

-Anoche fue por ti a un bar, llevaron a tus amigas a sus casas y cuando te llevaría a tu departamento dijiste que no, que no querías volver.- me aseguró acariciando mi cabello, de forma tranquilizadora.- así que te trajo aqui.

Miré a mi alrededor y entonces recordé la mayoría de las cosas de ayer.

Ryan iba a matarme.

-¡Debo ir a casa!- grité saltando de la cómoda cama y buscando mi ropa.- ¿dónde están mis cosas?

Ella se levantó y caminó hasta el closet. Me sonrió de forma juguetona y abrió las puertas dejándome ver una inmensa cantidad de ropa de todos los estilos, colores y formas.

Habían miles de prendas y zapatos ahí dentro, eso era del tamaño de mi cuarto en el departamento.

-Pero ¿que..?- comencé a hablar cuando derrepente alguien tocó a la puerta.

-Perdona. - comenzó Jaxon al entrar en el cuarto.- ¡despertaste! ¿Qué tal la resaca?- bromeó.

Estaba nervioso, al parecer jamás había hablado con una adolescente. Su rostro estaba sonrojado, mientras me miraba como si fuera a morderlo en cualquier momento.

-¿Te gusta?- preguntó sonriéndome mientras señalaba el armario.

-¿De quién es esto?- pregunté cautelosa.

-Tuyo, porsupuesto.- sonrió entrando por completo a la habitación.

Lucía un atuendo deportivo, estaba sudando levemente y en las manos tenía una botella de agua. Una toalla colgaba de sus hombros y al entrar supe porque estaba tan acalorado.

-¿Cómo que mio?- cuestioné curiosa.- son demasiadas cosas.- esto no es mio.

-Lo mandé a comprar cuando supe qué mi sobrina había regresado.- admitió sonriéndome.- Em lo escogió.

La miré y ella sólo guiñó un ojo en mi dirección, después caminó hasta Jaxon y se puso a su lado.

Hacían una linda pareja, sonreí un poco por eso, no sabía porque.

-Cambiate y baja a desayunar, más tarde iremos a dar un paseo.- sonrió Jaxon ampliamente.

-No. No puedo, ¡Ray va a matarme!- aseguré volviendo a mis pensamientos. -debo ir a casa.

-Okey, si eso quieres te llevaré. Pero primero vas a desayunar.- dijo Jaxon de forma autoritaria.

-Escoge lo que quieras de ropa.- sonrió pícaramente Emily.

Asentí pues la verdad era que tenía mucha hambre, así que cuando salieron de la habitación me metí al baño.

Éste era enorme, el doble del que teníamos Ray y yo en casa, habían miles de cremas, perfumes, desodorantes, etc.

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