Mochilas Hisoria 1

38 4 1
                                    

Manuel se despertó como todos los dias con el aroma del desayuno que estaba preparando su madre, abajo, en la cocina.

-¡Manuu, dale que vas a llegar tarde!

-Voy, voy-dijo Manuel moviendo pesadamente los pies hacia la cocina que le prometia un desalluno de leche y galletitas.

La monotonía de sus mañanas se habia vuelto algo que llegaba a cansarlo, como un caramelo que va perdiendo poco a poco su sabor.

Comió, de forma automática, y se preparó para ir a la escuela.

Su Madre le dio un beso en la mejilla al que él respondió diciendo que ya era grande para esas cosas y agarrando la mochila le dio la espalda y se dirigió caminando derecho, como le habian enseñado, a la escuela.

La escuela era el unico sitio de tranquilidad y diversión, liberada completamente de la monotonía matutina. Una de las diversiones que le ofrecia era pasar el tiempo con su amigo Tomás. Él lo aconsejaba y entendia sus enojos y pequeñas peleas con sus padres.

Un día caminando hacia su casa Manuel le dijo.

-Que encorvado que estás

Él simuló no escucharlo. Últimamente tenia esa tendencia.

Siguieron caminando en silencio hasta el momento en el que cada uno deberia irse por su lado

-Bueno, como sea, me tengo que ir. Chau nos vemos mañana.

Se despidieron. Manuel se quedó observandolo mientras se iba. Se preguto que le podria estar pasando y su mente aburrida saboreo esas palabras.

Otro dia, otro desayuno con las misma galletitas, otro beso en la mejilla, la réplica de Manuel a su madre y de vuelta el mismo camino hacia la escuela.

Pudo ver como su amigo llegaba a la entrada antes que él, parecía muy cansado y lo mas extraño mas encorvado que ayer. Caminó rápido para entrar detrás de él. No querria, desde ahora, perderse ninguno de sus movimientos.

La rutina de Tomás era llegar a la escuela, sentarse con él, poniendo la mochila siempre bajo el banco para que nadie la pisara. Nunca se separaba de esa mochila, se la habian comprado sus padres hacia mas de dos años y aún asi la cuidaba celosamente

Pasaron dos dias, Manuel estaba realmente preocupado, esperaba que le diera una respuesta a una cosa tan extraña y repentina como esa, pero él solo decia que era por su postura, que ya pasaria y intentaba convencerlo de que era algo sin importancia. Sin embargo Manuel sabía que esa no era la verdad, no podia ser tan simple como eso, además, conocía a su amigo lo suficiente para saber cuando mentía.

Fue por eso que sus dudas ya no buscaron respuestas en preguntas que Tomás contestaria con silencios ridículos que tanto lo sacaban de quicio. Espero, entonces, el momento en el que fuera al baño, al llegar la oportunidad, resuelto mas que nunca, se dirigió al salón y sacó de debajo de su banco la liviana mochila de Tomás. Se largo a correr hacia un rincón del patio con la mochila en brazos. Axaminando ahora su tesor vio que no tenía nada especial, a decir verdad él la habia visto muchas veces de cerca.

Ahora estaba confuso ¿ Que arrebato lo habia llevado a hacer eso?

Tomás debe estar preocupado, pensó. Estuvo apunto de devolverle la mochila e incluso pensó pretextos para decirle como:

Hola Tomás ¿Ésta es tu mochila? Vi que alguien te la dejaba en el patio para hacer una broma y vine a buscarla.

Estuvo a punto, por que en ese momento una idea, de las mas evidentes, que hasta entonces le habia resultado invisible cruzó por su mente. Palpo la mochila hasta que encontró el cierre y la abrió.

Se le cayó de las manos, de alguna forma, su peso ahora era mucho mas grande que antes. Confundido y excitado ante tal descubrimiento asomo su cabeza para ver en el interior. Asombrado vio que allí habia dos personas. Manuel habia sido siempre su amigo, pero a decir verdad fueron pocas las veces que vio a sus padres, suficientes para saber que la que estaba tirando como loca platos y todo lo que encontrara a su paso era la madre y el hombre que recibía los platos con insultos era el padre. Los dos en miniatura peleándose dentro de la mochila, tirándose objetos e insultos que él jamás habia escuchado, a un costado de la escena, Tomas lloraba. Quería consolarlo, decirle que estaba todo bien, que el estaba ahí, pero cuando queria llegar a él éste se alejaba. Asorado, comprendió todo. Cerró rápidamente la mochila y corrió a ponerla en su lugar.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 10, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

MochilasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora