Prólogo.

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Me asomé por mi ventana al notar que había un camión de mudanza afuera. ¿Vecino o vecinos nuevos? 

Pude notar a un chico con anteojos de sol llevando una caja con, lo que supuse, eran sus pertenencias. 

Minutos mas tarde escuché unos golpes en mi puerta. Fui a abrirla, y me encontré con el chico de anteojos que había visto antes.

-Perdón por molestar-Sonríe-.Soy Julián, y soy nuevo. ¿No tenés idea de donde puede haber un banco por acá? Es que no conozco esta ciudad y necesito pagar la mudanza.

-Eh...-Dudé en responderle-.Si, hay uno... En la avenida colón, pero... No, es muy lejos. Sino en Alberdi. Ah, no, cerró hace unos días. Pero...

-Ah, bueno-Dijo no muy convencido, cortándome.

-Perdón, es que soy un asco con esto de las calles-Exclamé, y pensé demasiado bien en lo que estaba por decir-.¿No querés que te acompañe? Sé donde queda pero no explicar.

-Bueno, solo le digo a mi amigo que se quede cuidando el departamento.

-Dale, me pongo algo y salgo.


Julián era un chico muy agradable. Tenía un gran sentido del humor, porque cada cinco minutos me estaba riendo. Lo cierto es que estoy feliz de que sea mi nuevo vecino. La mayoría de las personas que viven en mi edificio son unos viejos que vida les falta. Molestan hasta porque un alfiler se me cayó al piso.

-¿Te veo luego?-Dijo sonriendo y sacándose los rayban. Lo cierto es que nunca se los sacó. En ningún momento. Hasta para entrar al cajero automático los llevó puestos.

Quedé paralizada por sus ojos. Eran verdes, cosa que me encantaban.

-Qué lindos ojos tienes-Le dije, directa.

-Gracias-Murmuró por lo bajo. Noté que lo incomodé.

-Te veo luego entonces-Sonreí y besé su mejilla para luego cerrar mi puerta.

Caminé hasta mi habitación y cambie mi ropa por una más cómoda.


Una media hora mas tarde, el timbré sonó. Fui a abrir la puerta encontrándome con Julián.

-Hola... ¿Se te ofrece algo?-Dije algo confundida.

-¿Te importa si paso? Estoy aburrido.

Me hice a un lado para que pudiera pasar. Cerré la puerta y lo ví: miraba con detalles mi departamento. Se volteó rápidamente a ver mi expresión.

Me olvidé de aclarar que ya no tenía puestos sus lentes.

-Nunca me dijiste tu nombre-Exclamó sonriente.

-Tamara, ¿Porqué?

-Si somos vecinos, creo que por lo menos debería saber tu nombre.


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⏰ Última actualización: Jun 07, 2016 ⏰

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»Mentiras« JulianeroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora