Rutas y mas rutas era lo que se veía en el horizonte. Yo intentaba ver mas allá, ver arboles, pájaros, flores, pero nada de eso parecía hallarse ahí.
No sabia como había llegado, ni como salir, ni hacia donde ir si lograba encontrar un camino que me llevara a algun lugar. Todo era muy confuso.
Paso un tiempo, yo decidí pensar que eran un par de horas, mas allá de que he estado escuchando que tengo una "preocupante" noción del tiempo de parte de mis médicos, estaba sentado allí, en una roca en el medio de la nada, no había viento, solo había sol reflejado en las cálidas arenas que conformaban aquel paisaje, y a lo lejos de pronto comenzó a verse una luz lejana; desesperadamente corrí hacia ella como si mi vida dependiera de ello, quizás así lo era y no debía haberme rendido hasta llegar a ella, pero al cabo de unos minutos corriendo no podía mas, estaba exhausto, la luz cada vez parecía estar mas lejos. Miré a mi alrededor y solo veía mi roca, decidí volver a paso firme sin mirar aquella maldita luz. Al llegar encuentrosobre ella un medallòn con forma de hexágono que tenia un ojo en el centro y unas escrituras que no llegaba a descifrar, lo tome entre mis manos, sentí un escalofrío recorrer mi espalda al ver que el ojo que se encontraba en el parecía observarme con total frialdad, todo comenzó a moverse, el suelo era un terremoto del que quería salir, empece a sentir frió mucho frió y de repente ¡PUM!, me desperté... Estaba aquí, en mi habitación, transpirado, con algo de arena en mis bolsillos, y con miedo.
Mire mi reloj, eran tan solo las 6:00 de la mañana, así que tome mi manta y salí a dar un paseo por el sendero, allí me encontré a mi compañera Luisa, es muy amable conmigo, se ríe de mis chistes aunque creo que no los entiende, y no la culpo aquí la mayoría no entiende casi lo que pasa a su alrededor; Me invito a tomar el te con una de sus amigas "Clara", siempre me contaba que la veía y juntas tomaban el te en un lugar cerca de ahí, yo realmente nunca la había visto pero Luisa insistía que todos los días se tomaban 20 minutos para compartir la infusión y luego cada una seguía con sus asuntos. Accedí, un poco por curiosidad, tanto me hablaba de Clara y yo jamas la había visto por allí, y otro poco porque veía a Luisa muy sola lo cual me sorprendía ella era una mujer que irradiaba luz por donde la mires, siempre alegre con su dentadura postiza que llevaba muy bien cuidada su pelo plateado teñido por los años y sus arrugas hechas de experiencias.
Emprendimos el camino hacia donde tomaríamos el te esperando que Clara también apareciera por , hablando de todo un poco Luisa comienza a contarme un sueño que tuvo la noche anterior donde se encontraba en una gran roca en un desierto y un hombre alto la observaba desde no muy lejos, claro que en ese momento yo no pude reaccionar rápidamente a lo que Luisa estaba contando porque me había perdido viendo el sendero, y de pronto algo en mi hizo CLICK. -Que raro. Dije yo también soñé algo parecido anoche. Luisa me miro con sus ojos celestes abiertos de una forma muy peculiar. Comencé a narrarle la historia del lugar donde me encontré en mis sueños, la inalcanzable luz y el medallon. Creo que no voy a olvidar su cara al escuchar mi relato, ella se veía tan distinta, tan obscura, la luz que ella solía irradiar se había ensombrecido. No dijo nada solamente me miro fijamente y siguió caminando con mas ligereza, yo a la par, esperando que al llegar al encuentro de Clara ese silencio incomodo llegara a su fin. Una vez culminado el sendero, vi una mesa redonda con tres sillas a su al rededor, y por en sima de ella tres tazas de te; tomamos asiento, aun no decíamos ni una sola palabra pero de pronto sonríe mirando hacia el sendero, una silueta se acercaba a nosotros, Luisa me mira y pregunta -¿Que pensas de la muerte?; Me quede claramente paralizado, yo no esperaba después de tanto silencio aquella pregunta, pero un poco titubeando respondí -A todos nos ha de llegar, quizás no hoy, quizás no mañana, ojala nunca. Luisa se levanto de la silla y caminó unos pasos hacia la senda, allí se encontraba por fin Clara, una señora de mediana estatura, con ojos color cafes y pupilas muy dilatadas, mirándome sonriendo con cara de locura extrema, pero lo que mas llamo mi atención es aquel medallon que colgaba de su cuello, un hexágono con un ojo en el centro. Se acerca a mi y con voz aguda dice -Es muy lógico si lo pensas, después de todo aquí nos traen a morir. Mi cuerpo quedo inmóvil, sentía miedo, mucho miedo, quería estar en mi habitación protegido por mis paredes acolchadas blancas, mi cálido chaleco blanco, perturbado por mis vecinos pero al menos con la tranquilidad de estar ahí con aquello que ya no era desconocido para mi y no tener aquella sonrisa malévola frente a mis ojos. Clara y Luisa estaban ahí las vi, mientras mis parpados se cerraban y sentía mi cuerpo cada vez mas pesado, y siendo ese día, en ese tiempo, yo lo supe, había llegado el fin.
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El descanso
General FictionUn joven en un lugar donde no deseo estar, encuentra que su destino sera no salir de allí jamas.