Los mellizos rubios caminaban con la joven miko entre ellos, que iba entre alicaída y curiosa. El chico entornó los ojos, sintiéndose mal por ella.
-Oye, Mirai, no te sientas tan mal... El futuro no es tan malo, ya verás.
-Kazuo, baja la voz.-dijo la rubia, mientras caminaba con una expresión seria en el rostro.-No queremos que nos oigan.
-A-Ah, si... Perdona, Mari.
Tras un rato se pararon delante de un gran edificio. Una vez entraron se acercaron al ascensor, mientras que la albina lo miraba algo asustada y confundida, y la rubia suspiró, agarrándola de la mano con suavidad para tirar de ella levemente.
-Vamos, no hace nada, solo nos hará subir.
-H-Hmm...
Finalmente accedió, metiéndose en el ascensor con ellos, aún con la inseguridad en el cuerpo, y el chico pulsó un botón, haciendo que el ascensor empezase a subir, y la albina se sorprendió, agarrándose a la barra que había en el ascensor.
-Ah, no pasa nada Mirai, es normal que haga eso.
-... ¿Si?
-Claro, es más cómodo que las escaleras, te hace subir y bajar sin moverte tú.
-Hmm... Es raro...
Tras eso se quedó en silencio mirando por el cristal del ascensor, entornando los ojos. Todo era extraño para ella, y seguía dándole vueltas a lo que pasó hace horas.
[...]
-¿Q-Qué? ¿C-Cómo que los dioses no existen...?-dijo la joven miko, confundida.
-Lo que oyes, lleva siendo así desde hace un siglo.
-... ¿En qué año estamos?
-Eh... 2016.-dijo el chico, confundido por su pregunta, y la albina se quedó de piedra, incrédula.
-N-No puede ser... ¿Qué...? [... Esa chica, ¿qué ha hecho...?]
-... Te vienes con nosotros.-dijo la rubia cruzándose de brazos, y su hermano parpadeó.
-¿Mari?
-Creo que este puede ser obra de cierta persona.-dijo la chica, entornando los ojos, y tras eso le ofreció la mano a la chica.-Tranquila, no vamos a hacerte daño. Él es Kazuo, y yo soy Matsurika, pero prefiero Mari.
-... Yo soy Mirai. Mirai Suzuki.-dijo la joven, y le dio la mano, mientras la rubia la ayudaba a levantarse.
[...]
-Mirai, ya hemos llegado.
-A-Ah, vale...
Los tres salieron del ascensor y llegaron a una puerta, en la que había una gran sala, y la rubia se sentó en un sofá rojo que había, cruzándose de brazos y poniendo una pierna sobre otra, mientras su hermano y la chica se sentaban.
-Bien, repasemos la situación... Tú no eres de este tiempo, tu templo o al menos su interior ha viajado en el tiempo contigo y con los cadáveres de tus padres dentro, ¿me equivoco?
-... A-Ajá... No hay otra explicación posible, ¿no...?-dijo de forma tímida.
-No.-dijo y suspiró levemente.-Pero ahora pasemos a hablar nosotros. Kazuo.
El nombrado cerró los ojos, mientras se cruzaba de brazos también.
-Estás en Zeonard. Esa ciudad aparenta ser normal, pero hay muchos fenómenos paranormales y cosas que llaman la atención. Hay hasta mercenarios.
-¿Por qué...?
-El Gobierno sin una religión a la que atenerse pierde fuerza al parecer, la gente pierde el miedo de "pecar" porque al fin de al cabo todos acabamos en el mismo sitio, así que no hay problema alguno en un par de asesinatos, robos y demases.-dijo la rubia.-O al menos eso creen. Esa chica fue la culpable...
-¿Esa chica?
-Hace tiempo apareció una chica con un kimono y una katana. Las leyendas la llamaban la "mata-dioses" hace tiempo, ya que destrozaba santuarios... ... Puede que sea la misma chica que te atacó.
-... Ugh...
La albina se llevó una mano a la cabeza, cerrando los ojos con una mueca de dolor en el rostro.
-O-Oye, Mirai...
-Estoy bien... Y creo que puede ser la chica que decís... ... ¿Decía cosas como que el miedo controla a las masas?
-... Si.
-Espera... ¿No se supone que ella es de hace muchos años?
-Si pero... No envejece. Esa zorra...-dijo la rubia, molesta, mientras apretaba los puños.
-¿Eh?
-Esa puta hace años soltó tonterías del estilo que tú dices, y mató a nuestros padres también...
-¿Huh?
La rubia estaba seria y enfadada, pero tras eso solo se mantuvo en silencio. Su hermano desvió la mirada, y la albina parpadeó, algo alicaída.
-M-Mari...
Tras un rato la joven suspiró, y miró a la albina.
-... Hay muchas cosas que no te hemos contado, pero tenemos todo el tiempo del mundo. ¿Nos escucharás?
-... Claro.
[...]
-Si que la has liado bien hoy, ¿eh Aryeh?
El mercenario suspiró y sonrió levemente mientras una chica le trataba las heridas, y a veces cerraba un poco los ojos por el dolor.
-¿Qué puedo decir? Conozco a una chica que es una fiera.
-¿Algún día nos presentarás a esa chica?
-Hmm... Nah, no creo. No se le da bien la gente, es muy rara.
-Pff, lástima.-dijo el hombre. El mercenario tras ser tratado se levantó y le lanzó un beso con la mano a la joven que le había tratado.
-Gracias guapa. Te debo una cita.
La chica parpadeó y le sacó la lengua, divertida.
-No gracias, al ver lo que te hace la chica esa seguro que se pone celosa.
-Hmm, cierto, chica lista. En fin, tú te lo pierdes.-dijo divertido. Tras eso se marchó del lugar y tras un rato se apoyó en la barandilla de unas escaleras, que estaba en recinto abierto. Ya había anochecido, y un montón de estrellas iluminaban la noche.
-Karma, me pregunto dónde estás...-dijo y cerró los ojos, mientras soplaba una leve brisa. Ahora solo quedaba la tranquilidad de la noche, en la que el mercenario podía relajarse y pensar un poco.
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Tempus Fugit
RandomLa gente no cree que el tiempo sea fugaz hasta que lo vive, pero hay gente que ha perdido el sentido del tiempo en Zeonard, o incluso que ha perdido su propio tiempo...