d i e c i n u e v e • (p)

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smut; lenguaje sucio, chingus 🌚, 1k.

Peligroso

Persona arriesgado, aventurado,
comprometido, expuesto↩

Peligrosoo

↪Pequeño demonio de medio metro capaz
de calentar a santa en el polo norte↩

—¡Maldición, maldición, a-ah- s-sunbaenim.

Jongin tiene el pantalón desparramado en los tobillos, el bóxer a mitad de muslo, la boca abierta y las mejillas completamente sonrojadas. La respiración lo delata, esa mezcla de «Ah, ah, uhm, oh» lo tiene con las manos aferradas en la camilla, la cabeza hacia atrás y los dientes chirriantes y viendo estrellas y constelaciones.

—¿Te gusta? ¿Te está gustando lo que te hago, Jonginnie?

—Me fascina, ah, sunbaenim, sigue.

El pene de Jongin, duro y húmedo como nunca, desaparece y aparece en la boca de «Sunbaenim» que no es nadie más que Do Kyungsoo, el asistente de enfermería que siempre labora con diligencia en el pequeño lugar, tiene la sonrisa más hermosa que pueda existir, y todo el mundo le respeta, Jongin es uno de ellos, adora a ese hyung entregado y capaz, pero no por eso deja de pensar que es la persona más peligrosa que pueda existir.

Do Kyungsoo es peligroso, pequeño, pero soez y calculador.

Ese miércoles en la facultad, y dentro de su clase de historia de la danza, Jongin fue enviado a enfermería por un dolor de cabeza que lo tenía con la frente caliente casi a puertas de una fiebre. Aunque el moreno se negó, el profesor Byun insistió y recomendó un poco descanso antes de su segunda clase del día.

Fue entonces como Jongin llegó a la enfermería, donde se encontró con Kyungsoo sunbaenin, acomodando fármacos en la estantería y siendo la jodida joya de la ternura y sensualidad jamas vista. Jongin ya había tenido algún momento íntimo con Kyungsoo que no recuerda como inició, a pesar de tener como cinco años de diferencia son como imanes entre sí. Algunas veces fueron besos cortos, otras, un poco de manoseo pero sea como sea, Jongin siempre termina con las manos soportando su peso y el placer más potente y Kyungsoo haciéndolo temblar tan sólo con unas palabras al oído y más con ese obsceno movimiento de lengua sobre su glande, y ese sonidito que ahoga cada que succiona con más intensidad, con entrega. Definitivamente esa boca había sido hecha para ser decorada con su líquido pre-seminal.

Pero le gusta Kyungsoo en muchos aspectos, le encanta que no sólo son juegos pervertidos, besos demasiados ruidosos, y flirteo descarado en la facultad, aunado a encuentros sexuales en la enfermería, Kyungsoo es más que eso, Jongin no sabe qué es pero, aunque sea peligroso quiere descubrirlo, excavar en lo más profundo de ese chico hasta saciarse de él, así como él lo hace en este momento.

Con su lengua barre, húmedo y caliente, Jongin mismo está caliente y no, no es por los principios de la fiebre o el dolor cabeza, es más ¿dolor de cabeza, dónde?

Kyungsoo pone sus manos alrededor de la cintura de Jongin y se aferra vehemente, es posible que vaya a dejar marcas pero a él muy poco le vale, incluso adora el hecho, la marca de Kyungsoo en su piel, llamativa y ardiente.

Una sacudida estremecedora fluye desde el interior de Jongin, está a punto de liberarse pero antes de siquiera emitir alguna advertencia para que Kyungsoo se aparte, este saca su pene de la boca y pone el dedo índice en la punta, impidiendo así su inminente orgasmo.

—No, n-no sunbaenin, por favor...

Kyungsoo sonríe, esa sonrisa que grita peligro por todos lados. Ama esa sonrisa, pero le teme al mismo tiempo.

—Llevemos esto al segundo nivel, pequeño Nini.

Y por segundo nivel se refiere a él bajando su pantalón, buscando entre los estantes un condón para sí mismo, y algo de vaselina. Jongin cierra los ojos por la presión en su estómago bajo, pero los abre inmediatamente para ser partícipe y espectador de cómo Kyungsoo se prepara sí mismo con la sensualidad dictaminando sus movimientos; un dedo, dos dedos, tres y luego ambos están sobre la camilla, haciendo mucho ruido mientras el mayor a ahorcadas de él se mece con frenesí glorioso.

Espectacular y abrumadora es la sensación de Jongin al verse atrapado dentro del interior de Kyungsoo, moviéndose hacia adelante y hacia atrás, de arriba abajo. Se besan, Kyungsoo le muerde el labio inferior, y también le acaricia los pezones por debajo de la camisa, incluso le tatúa un chupetón en el cuello; Jongin no sabe cómo va a explicar eso, pero justo ahora no le importa en lo mas mínimo.

—Tan grande, Jonginnie —sisea Kyungsoo, las piernas le van a un ritmo errático, el «Ah, ah, sí» no deja de escucharse en ningún momento—. Tan mío, tan excitante...

Jongin quiere decir algo como que él se siente igual, excitado y extasiado de Kyungsoo como nunca lo estuvo con ningún otro hombre, pero las palabras le fallan y en lugar de oraciones salen sólo jadeos y gemidos apabullantes; de todas maneras, a Kyungsoo le tiene sin cuidado, a él le parece bien deleitarse con ese concierto sexual en la puerta de su oreja.

—Muevete más fuerte, Nini-yah —jadea contra el lóbulo de Jongin, tan sensual y lleno de júbilo—. Hoy sólo fóllame duro, ya tendremos tiempo para hacer el amor.

La sola mención de más tiene a Jongin delirando tanto que, aferrándose a las caderas blancas y finas de Kyungsoo, da unas cuantas estocadas más antes de dejarse ir ayudando al enfermero en el camino, no hay desastre más allá del que escurre del interior de Kyungsoo pero es un desastre que a Jongin lo calienta, en todos los putos sentidos.

Ambos hechos nada se dejan caer en la camilla, uno encima del otro, la respiración de Kyungsoo adormece a Jongin y lo bueno de la terapia es que ya no se siente para nada enfermo, Kyungsoo es su medicina, incluso cuando se quita el condón, le hace un nudo y lo tira por ahí le parece densamente ardiente.

—Debemos dejar de hacer esto, Sunbaenin —sisea Jongin, mientras acaricia los muslos del mayor, cuando este se haya desparramado en sus brazos.

Kyungsoo gime y esboza un mohín.

—¿No te gusta follarme, Jonginnie? —Y el tono es inocente pero dentro de sí sabe que es fingido. Jongin sonríe negando.

—Me encanta tener sexo contigo, Sunbaenin, pero no aquí... en la enfermería...

Kyungsoo levanta un poco el rostro para mirar fijamente a Jongin, este se estremece por aquella mirada atisba todo, todas las cosas que erizan la piel del chico de una forma inexplicable. El pequeño enfermero besa sus labios parsimoniosamente, mientras con sus finos dedos delinea su pene flácido. Índice hace círculos en la punta rosácea, medio y corazón hacen el resto de trabajo un poco más abajo, y con la lengua deja que Jongin se sumerja nuevamente en lagunas de placer.

—Pero si aquí es tan agradable...

Kyungsoo le lame el labio inferior a Jongin, y suspira.

—E-es peligroso, muy p-peligroso.

Y sin más, sin prólogos o antesalas, Jongin tiene el pene como una viga y Kyungsoo le acaricia la punta con su propia entrada. Un vaivén exquisito, lujurioso y jodidamente peligroso, alguien puede entrar pero parece que a Kyungsoo no le importa.

Ah...

—Peligroso es mi segundo nombre, Jonginnie.

Un suspiro se escapa.

—Ah, sunbaenin...

♠♣

Ay sunbaenin 🌚

Espero les haya gustado... A Younggie enfermero, pero que bien atiende a sus pacientes 🌚

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