El magnetismo de un amor a medias

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La sonrisa de Apolo

El magnetismo de un amor a medias

(Si puedo tener al de carácter mortífero, puedo con más razón tener al de sonrisa ganadora.)

—¿Jonghyun?

En el momento en que la voz de Jinki sonó tras su espalda, él supo que las cosas serían diferentes, como si el mundo se detuviera un instante para su deleite, como si se detuviera para dejarlo tomar la decisión correcta que a final de cuentas nunca tomó. Su líder estaba ahí, con apenas un pantalón y una toalla colgando de su cuello mientras secaba su cabello, con esa expresión despreocupad y una fragancia fresca que hizo a Jonghyun pensar seriamente en esas vueltas de su cabeza que lo venían acosando repentinamente.

Jinki era de ese tipo de personas que podía sacudir el mundo entero si se lo proponía, pero que jamás se daba cuenta de lo capaz que era.

Jonghyun en cambio podía provocar un temblor si le placía, y era más que consciente de eso. Así que finalmente Jinki y él se parecían bastante, aunque Jinki fuera tan amable y educado que a veces lo hacía pensar dos veces en ese poder limitado que el mayor poseía.

Pero en el medio de todo estaba Kibum, Kibum que era capaz de provocar un tsunami inmenso y destructor, tan fuerte, poderoso e invencible, que su sola presencia de vez en cuando lo sorprendía. Tanto poder, tanto carácter que Jonghyun no podía evitarse sentirse completo al ser capaz de tenerlo entre sus brazos, como su pareja, como su ente igual y compartido. Aunque fuera más un juego de poderes entre ambos que una relación con la que seguramente el pequeño Taemin soñaba de vez en cuando. Tan joven e inexperto, que Jonghyun solo lo dejaba soñar.

—¿Jonghyun?— Onew lo volvió a llamar y Jonghyun sonrió falsamente —¿Estás bien?

—Oh, si. Lo siento estaba pensando ¿qué sucede?

Onew lo miró extrañado, dejando de secar su cabello y bajando los brazos.

—Pronto tendremos una entrevista, el manager me llamó y me pidió que les avisara, será en la mañana así que hay que estar preparado.

—Pero estamos en descanso.

—Será breve, lo mismo de siempre. Pero nos quieren ahí.

Onew levantó un poco los hombros, desentendiéndose del tema como lo hacía cuando algo no le concernía, con esa sonrisa de regalo para que no lo inculparan. Muchas veces Jonghyun había pensado que esa sonrisa de Onew era como un juego de doble ventaja, como una captura de admiradores y amistades que le abrieran el camino a la seguridad en su trabajo y sin embargo en medio de la convivencia había descubierto que Jinki era demasiado transparente para su gusto. Tanto que no parecía real.

Tanto que él, tenía más carácter que su líder.

Él tan brutalmente sincero y directo. Jinki tan sonriente y amable, amado por tantos, mientras que él era quien lo observaba por horas, tratando de descubrirlo. Debía haber algo falso en Jinki, algo mínimo que no lo hiciera tan idealista y soñador. Tan extrañamente deleitante.

—¿No tenías que ir a recoger a Key?

Jonghyun levantó la mirada no tan convencido como debería, apretando el celular en su bolsillo y regalándole un sonrisa al mayor –No— mintió apagando el aparato discretamente para que Onew no lo notara —Dijo que vendría solo.

—Pero pareces arreglado para salir.

—Me acaba de mandar un mensaje.

Onew asintió, abriendo un poco la boca, con ese gesto tan suyo y despreocupado.

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