Colapso

2 0 0
                                    

Otra vez solo necesitaba una oportunidad, solo la última, para demostrarme que podía ser fuerte, que podía resistir aún con mi propio peso, mi debilidad nuevamente venció, esta vez con consecuencias que casi me llevaban a quedar inconsciente.

No pude resistir ni un minuto más aunque las enfermeras decían que si podía, que todo estaba en la mental, me preguntaban mi nombre y el nombre de mamá, era una lucha por mantener mis sentidos despiertos.

Mis manos estaban tan heladas y tullidas, la donación de sangre me debilitaba al máximo y el miedo me controlaba, mi vista poco a poco se volvió totalmente negra, lo único que pude decir, fue:
- ¡Auxilio necesito una bolsa!

Sabía que vomitaría, devolví lo poco que había comido en el día, una mezcla de yogur, con semillas y dulces, solo veía preocupación en las enfermeras, pronto me colocaron un algodón con alcohol cerca de mi nariz para que pudiera inhalarlo y no desmayarme por completo, me suplicaban que no cerrara mis ojos, me ayudaban a movilizar mis frías y duras manos, mientras yo movía mis pies, trataba de evitar que mis pensamientos no fueran dirigidos hacia todas las personas que me apreciaban y en como estuvieran sufriendo si me hubieran visto así.

Haber estado en esa situación me hacía sentir bien como persona y como amiga, me decía que había valido la pena aún con todo lo feo que estaba pasando.

Tengo el valor pero tal vez no tenga la fuerza, esa que hasta una niña de 13 años puede tener y una anciana de 84 puede ejercer, quizá solo puedo decir que fui valiente.

Una buena causa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora