Todo empieza una madrugada de silencio en casa de mi padre. Las paredes estaban húmedas y el suelo frío, sólo se escuchaba el ruido que hacen los sofás de piel cuando te deslizas por ellos. Estaba mirando al techo estirada contemplando la lámpara que sujetaba en un cable. A mi izquierda se encontraba mi móvil cargándose y a mi derecha la ventana por donde entraban los primeros rayos de sol .Me asomé al pasillo y observé el reloj que estaba colgado en la pared, las seis.
De golpe mi móvil se encendió y empezó a sonar la alarma.
Me dirigí al baño donde me saqué el pijama y encendí el agua caliente, eche el jabón, encendí la radio y seleccione la emisora y me sumergí en la espuma. Pasé allí una media hora hasta que los dedos de mis pies empezaron a parecer garbanzos. Salí de la bañera y me puse mi albornoz rosa palo, mis zapatillas grises de ir por casa y cogí todas las cosas que necesitaba del baño y me dirigí a mi cuarto, donde me vestí y me calcé.
Salí de mi cuarto con mi camiseta gris, mis tejanos negros, mi mochila y las bambas que en ese día se llevaban. Me fui a la cocina donde encontré una fiambrera que contenía pasta, la cogí y fui hacia la puerta. Ya iba a marcharme cuando recordé que no había cogido el móvil. Ahora sī, ya estaba lista para irme, llame al ascensor y subí. Mientras descendía sonó un mensaje.