Capítulo único

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Hay momentos en la vida de una chica en los cuales su cabeza y cuerpo deciden enfrentarse en una batalla campal; esto era lo que le sucedía a una acongojada chica de cabellos rojizos y ojos azules, que se encontraba llorando en el regazo de su mejor amiga Soyo.

-¡De verdad no puedo con esto! -exclamo Kagura mientras una nueva holeada de lágrimas se derramaba por sus hermosos ojos azules.

-Kagura, debes superarlo. Él no puede saber que tiene el poder para jugar contigo de esa manera -comentaba Soyo preocupada mientras acariciaba el cabello de su amiga.

-¡Es tan imbécil! Jure jamás sentirme así... y menos por él. No entiendo como paso -comentaba mientras se secaba las lágrimas.

Flash Back

Una noche de viernes cualquiera se desarrollaba en Edo, Kagura Yato no era de las típicas chicas que cada viernes salían con su pareja o las amistades a pasear; aunque este viernes era diferente. Era el cumpleaños de su amiga Nobu y por pura cortesía acepto la invitación a un bar para celebrar dicho acontecimiento.

El bar estaba a reventar de gente aquella noche, pero eso solo lo hizo más divertido para ambas amigas, conversaron mucho y se pusieron al tanto de sus vidas entre trago y trago; y como cosa rara a la 1 de la madrugada esos tragos ya habían hecho su efecto. Para colmo de males, a esa hora entraron al bar a dos conocidos de ambas jóvenes; Okita y Hijikata.

A pesar de lo mucho que insistían esos dos en su rivalidad, era raro ver al uno sin el otro. Lamentablemente Okita se percató de la presencia de Kagura y no pudo evitar las ganas de molestarla.

-¡China! -saludo de forma efusivamente sarcástica- Que raro encontrarte por aquí, no sabía que las chinas marimachas salían los viernes en la noche.

-Callate maldito sádico -contesto Kagura achispada por la bebida.

-¿Interrumpo algo? -notando a la peliazul- ¿Acaso están en una cita lésbica o algo así? -continuo molestando.

-¿Lésbica? ¿Me llamaste lesbiana? -comentó Kagura envalentonada por el alcohol- Mira, sádico de cuarta, el que no te preste atención no significa que sea lesbiana; simplemente no me mandas las suficientes señales hormonales para sentirme atraída hacia a ti ¿No será que tú eres el único salido del closet aquí? -dijo mirando a Hijikata.

-¡Así se habla amiga! -animo Nobu.

-¡Yo no soy del closet china! -replico Sougo- Es que tú, no eres lo suficiente mujer como para captar mi magnetismo -hablo con egocentrismo.

-Entonces apostemos -sugirió Kagura- Muéstrame a cualquier hombre en este bar y lo pondré de rodillas ante mí, lo mismo va para ti. Te escogeré una chica y si la conquistas antes que yo a mi objetivo, te concederé una petición.

-Bien -respondió Sougo confiado- Ese -señalo a un albino de ojos azules de muy buena contextura física con cara de pocos amigos.

-Y tú, a ella -le indico a una rubia de aspecto amargado.

Ambos apostantes se acercaron a sus objetivos y a pesar de la poca lucidez que tenía Kagura en ese momento, esta dio una perfecta imagen de una Femme Fatale. La Yato se acercó al hombre con un paso lento, contoneo de caderas y le hablo en tono sensual.

-¿Puedo sentarme? -pregunto jugueteando con sus largos cabellos rojizos.

El hombre miro a Kagura de arriba abajo y lo pensó unos instantes, al final de su escaneo le dio un asentimiento de cabeza a la ojiazul. Era impresionante la aparente naturalidad con que Kagura coqueteaba, en menos de 20 minutos había logrado entablar una conversación bastante "graciosa" o eso intuía Sougo al verlos reír mientras conversaban y era obvio para cualquiera que el albino creía tener en sus manos a Kagura, su sonrisa landina y su lenguaje corporal lo decían. En un momento inesperado el hombre se levantó de su asiento, causando una sonrisa de satisfacción en Okita, la cual se borró al ver que el objetivo de la china la invitaba a bailar. Kagura acepto aquella invitación y gustosa bailo con el atractivo hombre, nadie supo en que momento la música cambio de una electrónica a una canción lenta; Kagura y su acompañante siguieron bailando y poco a poco fueron dejándose llevar hasta que sus rostros se fueron acercando; estaban por besarse, pero a Okita aquella imagen no le agrado y se levantó de donde estaba sin importarle la apuesta y con zancadas grandes se aproximo a la pareja que estaba a nada de compartir saliva, hasta que un fuerte jalón en la muñeca de Kagura la aparto de su "pareja", para sacarla arrastrando de aquel bar.

Lo sádico y pervertido; se pega.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora