¡Sexo ligero!

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Sábado en la mañana. Suspiro dejando caer mis hombros mientras observo de reojo la ventana de mi habitación, los edificios se alzan majestuosamente haciéndole compañía a la lejana playa que se alcanza a visualizar. De solo pensar en que tendré que convivir con el follón dos días más hace que mi cabeza duela. Una persona que azota mi trasero y se desnuda en medio de una multitud de hombres hambrientos ¿qué me espera junto a un jefe así?

Siento el calor en mis mejillas al recordar el desastre de la noche anterior, la imagen de Ryeowook deshaciéndose de sus prendas hace que mi cuerpo empiece a arder en necesidad. Hay algo que debo aceptar y es que ese enano tiene lo suyo, es capaz de hacer que cualquier hombre bote la baba por él. Incluso uno como  yo.

El sabor de sus labios se niega a abandonar los míos, aquel encuentro de nuestros cuerpos parece no querer borrarse de mi mente. Todo lo ocurrido anoche parece irreal, un sueño que no se asomaba en ninguna de mis fantasías ¡Me besé con mi jefe! Bueno, más bien Ryeowook me besó, que es diferente. Además las últimas palabras que dijo antes de despedirnos me dejaron desconcertado ¿Qué quería decir? Muevo mi cabeza negativamente, debo sacar esos pensamientos de mi mente. ¡Todo aquello fue producto del momento!

Miro la hora en mi celular. Ocho de la mañana. Hora de ir a desayunar con el follón. Salgo de mi habitación y me dirijo al comedor del hotel, la brisa mañanera me recibe cálidamente y siento un frescura en mi interior ¿Hace cuánto no salía de vacaciones? Veo a lo lejos en una de las mesas a Ryeowook comiendo un fruta picada mientras mira su celular de manera desinteresada. Me descubro a mi mismo sonriendo y corro a su encuentro, de pronto me detengo en seco ¿qué le diré? Después de lo ocurrido en el bar no sé como actuar. Nos besamos ¡Joder, mi jefe me beso!

—Seguro ni se acuerda—Trato de convencerme.

Me acerco suavemente y muevo una silla para sentarme frente a él, me dirige un mirada desinteresada y continua con su trabajo en el celular. Un buenos días no me hubiese caído mal. Me dejo caer sobre la silla y automáticamente se aparece una joven con una cálida sonrisa frente a mí, Ryeowook la mira de reojo y no dice nada, sonrió levemente y pido un chocolate con fruta picada para acompañar al pequeño follón.

— ¿Cómo dormiste?—Quiero romper el silencio entre nosotros.

— Acostado— La brusquedad de su voz me aterra pero ¿Qué podía esperar de él?

Asiento levemente mirando a mis alrededores, hay pocas personas comiendo. La mesera se acerca nuevamente pero esta vez con mi orden, con una reverencia se aleja y me dispongo a comer.

— Hoy tenemos cita en el bar.

—Lo sé— Mueve sus ojos por la pantalla del aparato ¿Qué tanto hace?

Prefiero no darle importancia, seguro que hasta está viendo hombres desnudos para alimentar su libido. Mastico la fruta disfrutando de su exquisito sabor, de pronto al ver al Ryeowook recuerdo inevitablemente su silueta desnuda. Agacho mi cabeza al sentir mi rostro caliente ¿Qué me ocurre?

—¿Sucede algo?— Su voz genera un cosquilleo en mi estomago. Gruñe levemente al ver que no hay respuesta— Vete al diablo.

Es una persona tan cálida.

Alzo mi rostro cuando me siento más calmado. Llevo otro trozo de fruta hacia mi boca y siento la mirada de Ryeowook sobre mí.

—Apuesto a que recordaste lo ocurrido en el bar—La malicia de su voz hace que la fruta se quede a mitad de camino en mi garganta.

Golpeo mi pecho de manera desesperada mientras el ríe de manera sonora. Al recuperarme lo veo a los ojos.

— Claro que no— Refuto.

Locuras de amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora