Capitulo 14

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-Observa estas letras, Silvia... ¿Tu que ves? -Pregunté-
-Todo lo que veo son dos mayúsculas, y una letra muy fina -Dijo poniéndose sus lentes- Parece... una "A", y lo otro parece un nombre...
-¿Un nombre con "A"? -Pregunté sorprendida-
-Claro que si -Sonrió mirándome- En España hay muchos cariño... -Dijo quitándose los lentes, y enredándolos en su pelo-
-Esto no parece un nombre español, Silvia -Musité-
-¿Será de otro país? -Preguntó sobando su cabeza-
-Es demasiado posible de que lo sea... -Tomé el diario y lo acerqué a mis ojos. Tomé el lápiz, remarcando una y otra vez las letras para saber que podía descifrar- Mira esto... -Señalé la segunda mayúscula- ¿Qué crees que sea? -Pregunté curiosa, ella tragó sonoramente y volvió a colocarse sus anteojos-
-Quizás sea su segundo nombre, o su apellido...
-Apellido -Interrumpí, me miró curiosa, con el seño fruncido- Si fuera su segundo nombre, creo que lo abreviaría...
-Buena hipótesis -Admitió- Nos encontramos con un individuo que dejó nombre y apellido... -Susurró- Veamos quien eres...

Tomó el diario y la observé. Ella sacó sus anteojos y empezó a hacer el efecto lupa con ellos. Cambiaba el gesto cada segundo, intentando descifrar cada letra. La miraba curiosa, cada vez adelantando más mi cabeza, en forma de respuesta.

-Dame un lápiz... -La miré- ¡Rápido! -Exclamó haciendo gesto con la mano libre que le quedaba-

Empezó a escribir, mientras verificaba que coincidieran o no las letras. Mordí mis labios, veía que cada conclusión que sacaba, hacía un tachón. Aunque, una esperanza se encendía en mi interior cuando dejaba una posible conclusión. Sonrió orgullosa y observó el diario.

-¡Habla de una vez, mujer! -Exclamé, ella me miró y rió levemente-
-Ya ya, tranquila... Te explicaré -Asentí- Haciendo el efecto lupa con mis anteojos, pude observar un poco mejor el posible nombre de este muchacho... La "A" es demasiado obvia, le sigue una "U" o una "A", son unas de las letras que no logré determinar... Luego que siguen algunas, que pueden concordar con esta lista de nombres... Si llegamos a la conclusión de que puede ser Ingles, Fíjate cariño -Sonrió entregándome el diario-

La miré nerviosa... Tenía miedo de que en ese listado se encontrara el nombre de esa persona que sacaba más de lo mejor de mí. Ella asintió y tomé el diario, dejándolo frente a mi ojos. El listado empezó...

-Arturo...
-Alan...
-Adrien...
-Andres...

-Andre... Andres... -Tartamudeé, Silvia se volteó a mirarme- Es él, ese es su nombre -Apunté la hoja del diario-
-¿Segura cariño? -Preguntó mirándome, mientras yo seguía perdida-
-¡Claro que sí! -Exclamé- Oh dios... -Susurré- ¡Debe pensar que soy una tonta! -Exclamé nuevamente, golpeando mi frente y tapando mi cara entre las manos- Debe pensar que no me di cuenta y que no sé quien es... -Dije enloquecida-
-Tranquila cariño... -Dijo sobando mi hombro-
-¡Quiero morir, Silvia! Dios, que torpe he sido... -Sentí los brazos de Silvia abrazarme-
-Tranquila Flor... Mañana lo volverás a ver...
-No sé si tenga el suficiente valor para hacerlo -Musité-
-Bueno... Yo creo que si lo tendrás -Sonrió mientras me miraba- Ahora descansa, te hará mal tanta tensión en un día...

Dicho esto, me acomodé en el hombro de Silvia. Cerré mis ojos con mucho remordimiento, pero enseguida se fue cuando de nuevo esa mirada me transmitió calma nuevamente, haciéndome sentir segura, dejando mis pensamientos atrás... Todo lo que me brindaba su mirada, ni siquiera podían hacerlo los profundos ojos de Silvia. Sonreí una vez más, antes de sentir, nuevamente, su compañía.

-Florencia... -Sentí una voz a lo lejos- ¡Florencia, vamos levántate! -Exclamó moviéndome, pegué un salto, ella rió- Tenemos que irnos, llegamos a la estación...

Vi que estaba recostada sobre el asiento, observé todo a mí alrededor y rasqué mi cabeza... Vi como la gente tomaba sus equipajes de mano y se dirigía hacia la salida. El tren se había detenido, nuevamente. Me levanté, refunfuñando y dormida, tomé mi equipaje de mano. Silvia intentaba entretenerme, pero estaba furiosa porque había soñado con él... Nos dirigimos a sacar los pasajes y rápidamente, nos encaminamos al hotel. Estaba a bastantes calles de la estación, por lo tanto ya me había desvelado. Una vez en nuestra habitación, solté el equipaje y me tiré al sillón de la sala. Sentí una leve risa de Silvia y sentí que arrastró los equipajes a nuestras habitaciones. Me levanté de mala gana y fui a donde Silvia. Ella al percatarse de mi presencia, rompió el silencio.

-¿Decidiste despertar pequeña? -Preguntó sarcásticamente- No te preocupes, ahora armaré las camas y podrás descansar -Sonrió dulcemente-
-No hace falta, no te preocupes... Iré a bañarme primero, pero si quieres te ayudo y luego me baño...
-Claro que no -Musitó- Ve a bañarte, yo arreglaré este lío -Dijo mientras desarmaba los equipajes-
-Gracias... -Sonreí-

Me dirigí al baño y me desvestí. Abrí el grifo de agua caliente y me metí debajo de esta... Era una sensación que experimenté muchas veces, pero aún así seguía siendo tan fantástica como la primera vez. Enjaboné mi cuerpo mientras el agua seguía mojándome. El vapor hizo que mi piel se erizara. Luego de eso, lavé mi cabello mientras lo masajeaba... Sólo para relajarme. El sueño que había soñado con el chico de los ojos mieles... O mejor dicho, ahora titulado Andres, no dejaba de rondar por mi cabeza... Era como si me taladrara la mente. Sacudí mi cabeza y cerré el grifo de agua. Me envolví con algunas de las toallas que Silvia seguro había dejado para cuando salga. Salí y estaba ella leyendo un libro, la saludé con la mano.

-Oye... Han llamado tus padres -Dijo Silvia desde la cama-
-¿Enserio? -Pregunté sorprendida- ¿Te han dicho algo? -Pregunté con cierta chispa de felicidad en mis ojos-
-Que cuando puedas, los llames -Sonrió- Han de extrañarte mucho -Dijo feliz- Te dejaré así te vistes tranquila...

Silvia tomó su libro y salió de la habitación, dejándome a mi sola para vestirme. Hacía frío en este momento, mientras nosotros nos encontrábamos en Invierno, el hemisferio sur estaba en pleno Verano... Como los envidiaba, yo soy de sufrir demasiado el frío, y lo paso demasiado mal. En cambio, el calor me motiva, me hace sentir bien. Tomé de mi maleta una remera manga larga negra y me coloqué un chaleco de felpa blanca encima de esta. Me vestí con unos jeans y unas zapatillas. Salí de la habitación y vi a Silvia leyendo el mismo libro en el sillón. Busqué mi celular y marqué a mis padres. Enseguida atendieron.

-¡Hija! -Exclamó mi padre feliz- ¿Eres tu? -Preguntó entusiasmado-
-Si papá -Sonreí- Soy yo, aquí estoy... -Dije emocionada-
-¡Te extrañamos tanto cariño! -Dijo muy feliz- ¿Cómo estás pasándola en tu viaje? -Preguntó dulcemente-
-Es como de película -Reí- Fascinante, definitivamente...
-¿Cuándo es que llegas? -Preguntó-
-El 11 de Marzo -Dije dulcemente- ¿Irán a buscarme a la estación, o me dirijo a casa directamente? -Pregunté, sabía que mis padres eran muy trabajadores, y no quería exigirlos-
-Claro que iremos a buscarte -Dijo feliz- Tantos años, y necesitamos verte -Bufó-
-¿Y el trabajo? -Pregunté desconcertada-
-No te preocupes, nos han cambiado los horarios... Pediremos el día para pasarlo junto a ti, Silvia y sus padres -Musitó-
-Bien... -Dije algo insegura- ¿Cómo está mamá? -Pregunté feliz-
-Mamá está en la habitación, le diré que has llamado -Dijo dulcemente- ¿Quieres que la llame? No está dormida, sólo mira televisión... Que sea una sorpresa, ella no sabe que te he llamado -Dijo en tono bajo-
-¡Claro! Sabré como sorprenderla -Admití-
-Bueno, espérame que la llamaré...

Sentí como mi padre llamó a mi madre gritando su nombre. Las escaleras resonaron por el auricular del teléfono. "Para ti", le dijo mi padre a mi mamá algo pícaro. Conocía su tono de voz.

-¿Hola? -Preguntaron al otro lado de la línea-
-Hola... Mamá.

El Tren de los Silencios #InsideAwards2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora