Capítulo 8: Alexia

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–Sabés que no debés escaparte. Ya no sos chiquita.

–Ya sé... pero estaba aburrida –alargó exageradamente la última vocal.

–Sabés que son las reglas –Bowie puso una cara seria mientras abría la puerta de su casa sin soltar nuestras manos entrelazadas.

–Darelis... decile que los hospitales son aburridos...

–Alexia... yo...

–Ella no estuvo internada en un hospital psiquiátrico, Alexia. Por suerte no llegó a estar en uno –una pequeña arruga se formó entre las cejas de mi amigo con derechos.

–Sí que tenés suerte.

En cuanto entramos, Alexia corrió hasta la otra punta del living y entró en la cocina. Bowie suspiró.

–Sentate. Ya vuelvo.

Asentí con la cabeza e hice caso a lo que me decía. Se fue por las escaleras que estaban a un costado, desapareciendo.

–Maldita casa... jodida familia... ojalá se vayan todos al infierno... –podía oír lo que Alexia susurraba en la cocina–. ¡¿Por qué carajo ni una puta persona de la maldita familia de esta casa puede resistirse a mis copos de avena azucarados?! Váyanse todos a la mierda. ¡Esos copos eran míos, que no esté no quiere decir que tienen derecho a comérselos!

Wow, sí que está enojada, pensé que iba a agarrar un cuchillo y salir corriendo a matar a alguien; debe amar esos copos.

Alexia aparece en la sala y se acerca a mí.

–Sí, y si pudiera me casaría con ellos.

–¿Estuve pensando en voz alta otra vez? –bajé mi cabeza y me encogí de hombros mientras ella ponía una sonrisa que dejaba ver sus dientes y sus ojos entrecerrados.

–Eres graciosa. Me encantaría estar con vos en el hospital, seríamos muy buenas amigas –dijo sentándose a mi lado.

Antes de que pudiera hablar, Bowie ya estaba bajando las escaleras, dando pisotones de gigante y poniendo una mueca.

–¡Alexia!

–Creo que estoy en problemas... –murmuró para que sólo yo la escuchara, pero su hermano tenía muy buen oído.

–¡Claro que estás en problemas! ¿Por qué te "diste de alta" vos misma en el hospital? A mamá se le va a explotar la vena cuando se entere...

–No recuerdo haberme dado de alta...

–¡ALEXIA!

–Sí, está bien, sí dejé una nota diciendo eso. Pero voy a volver. Sólo que no hoy, y mamá no tiene porqué enterarse. Sé que van a una fiesta. ¿Puedo ir? Prometo comportarme.

–No, es la despedida de una amiga de Darelis.

–Darelis... Por favor, ¿puedo ir? –me suplicó arrodillándose en el suelo delante de mí.

–Y-yo...

–No, Alexia.

–Sí, Bowie.

–No quiero tomar la decisión –escupí cuando ambos me miraron como si yo tuviera la palabra final.

Bowie suspiró un par de veces y miró a su hermana a los ojos, que se acababa de levantar.

–Solamente porque no hay nadie en casa y no puedo dejarte sola. Hay vigilarte.

–Muy bien, jefe... –dijo Alexia poniendo los ojos en blanco y cruzando sus brazos–. Ahora decime algo. ¿Qué hace Darelis con mi ropa?

Me puse lo más roja posible y me encogí de hombros mientras Alexia me examina de pies a cabeza.

Prometo Encontrarte y Enamorarte {Parte 1}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora