Incógnita | Jarry | {Adaptación}

Chapter 1: Todo cambia

Naciste un veintiocho de julio de 1977.

Tu madre, María Rosa Bosso. Ama de casa y buena por naturaleza. Simpática e introvertida. Sensible y cotilla. Siempre queriendo quedar bien con todos los vecinos.

Tu padre, Carlos Bustamante. Policía de Madrid. Cuida a su gente de cualquier mal. Tras las rejas van aquellos que deben ir. Quedan en libertad aquellos que se la merecen, según él.

Apenas naciste, fuiste la luz de tu madre y la alegría de tu padre. A los meses, descubriste que no estabas solo en la casa, sino que tenías una hermana. Victoria Bustamante fue, es y será tu sostén de por vida.

Siempre creíste tener todo. Familia, amigos, una buena educación en un buen colegio, vecinos divertidos, un barrio en el cual todos le tenían muchísimo respeto a tu padre. Admirabas a tu progenitor.

Pero todo cambia.

A tus diez años, te diste cuenta que no todo era lo que parecía. Que tu padre no era un ser tan admirable como creías. Que tu madre era simpática en el exterior, pero en el interior moría. Y que tu hermana siempre estaba ahí agarrándote de la mano. Te diste cuenta que, para tu padre, eras un estorbo. Eras el ser más insostenible que podía existir. Eras aquel que recibía todas las broncas y las culpas. Ese al cual se lo encerraba en el cuarto y no tenía poder de palabra en una reunión. Ese que escuchó golpes y también los recibió. Que lloró noches en el hombro de Victoria y durmió en su cama mientras ella lo mimaba.

Pero, entre tanto miedo, una luz siempre tiene que haber.

Y todo volvió a cambiar, otra vez.

A Jade Thirlwall (o Jadey) la conociste a tus once años, cuando ella acababa de cumplir los diez. Casualmente, se mudó a la casa de al lado. Jade era tímida pero preciosa. Justamente, la ventana de su habitación, estaba enfrente a la tuya. Y siempre os veías y os regalabais sonrisas. Hasta que ella te invito a montar en bicicleta por la acera y no lo dudaste ni un poco.

Conociste a sus padres una tarde que fuiste a tomar la leche. Cecilia Velázquez era su madre y tenía varios rasgos parecidos a los de su hija. La misma sonrisa y la misma calidez para hablar. Según te contó, es profesora de historia. Ya tenías maestra particular para cuando lo necesitaras, más adelante. Javier Thirlwall es su padre y muere por sus dos hijas. Es sociólogo y politólogo. No averigüaste mucho en su carrera. Josefina Thirlwall es su hermana menor, por dos años. Es loquita y divertida. Su papel, en la familia, es sacar de quicio a todos los integrantes de la misma.

Entonces te convertiste en un amigo fiel de Jade.

Ella ingresó a tu mismo colegio privado y se sentaba detrás de ti. Hablabais mucho en los recreos y os divertiais compartiendo el mismo grupo de amigos. Ella visitaba muy seguido tu casa y le encantaba divertirse con tu hermana. Y tú hacías lo mismo visitándola, cuando podías.

A los doce años, terminasteis la primaria juntos. Ella lloró acompañada de todas sus amigas y tú le secaste un par de lágrimas más. Quisisteis seguir juntos en la secundaria y, por eso, os apuntasteis a el mismo. Pero ésta vez, quisisteis ir a uno público. A Jade no le gustaba las instituciones privadas. Le parecía absurdo el tener que pagar para que te eduquen. Y tú, reflexionándolo solo, le diste la razón.

A los trece años os sentabais en el cordón de la acera y no parabais de hablar hasta que vuestras respectivas madres os llamaban para continuar con los quehaceres de la casa. Igualmente, a la noche volvíais a veros mediante las ventanas, y os saludabais antes de ir a dormir.

A los catorce, quedabais con sus amigos en la casa de alguno y hasta tarde no os ibais. Siempre, el padre de Jade, era quien los pasaba a buscar con su vehículo.