1. Único.

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—Buenos días, mi amor —MinGyu sorprendió a su novio con un fuerte abrazo mañanero en su espalda. El otro no pudo evitar reír al sentir los ligeros soplos en la piel desnuda—. ¿Tienes sueño aún? ¿Está mal despertarte así?

— Sí, tengo sueño —le contestó—, pero no me molesta si te portas cariñoso —volteó a verlo, sintiendo esos brazos rodearlo de nuevo con cariño—. Eres muy lindo.

— Lo sé —MinGyu no quitó esa sonrisa en ningún momento. Amaba, amaba mucho despertar junto a WonWoo en su cama, tocarlo suavemente, hablarle al oído, planear un futuro en sus conversaciones. Nada lo hacía más feliz que eso.

Excepto los sábados.

Ese día de la semana era lo más hermoso que se podía haber creado. Comenzando por el hecho de que no era un día laborable. MinGyu podía quedarse más tiempo con su novio los sábados, podían ir al centro comercial juntos, ir al cine, comer algún helado, hacer las compras de la casa entre muchas otras cosas. MinGyu adoraba ese día porque la noche era joven, porque sabía que al despertarse sería domingo. Nada podía arruinar su plan de salir.

Hasta que WonWoo estornudó frente a él. El moreno se sentó en la cama rápidamente y se limpió el rostro con sus propias manos. WonWoo se tapó con las sábanas y soltó una pequeña risa arrepentida.

—L-Lo siento, no quise-

—Descuida, amor. Sé que no fue tu intensión—sonrió, parando con su trabajo, quitando las manos y terminando el proceso de levantarse—. Iré a prepararte el desayuno. Mientras tanto, puedes irte bañando. Iremos a hacer las compras, de paso, ir a distintos lugares que podrían gustarte.

— Claro... —susurró su novio desde la cama, observándolo caminar por la estrecha habitación—. En verdad lo siento, MinGyu.

¿Qué se supone que haría con esa escena? WonWoo era tan tierno y bonito. No, no estaba molesto, fue un estornudo. Suspiró entendiendo la situación de vergüenza del muchacho. Así que se acercó rápidamente a él, le lamió la punta de la nariz con picardía y salió antes de que su apreciado novio dijese algo.

Cuando cerró la puerta de la habitación en la que estaba, se encontró con la cálida sala de paredes naranja y sillones marrón, esa gran vista azul desde la ventana. Todo en su vida era bonito, no lo cambiaría. Con ese pensamiento ingresó a la cocina y encendió el interruptor. Por el desorden sobre la mesa de madera, se dio cuenta de que WonWoo se había levantado en la madrugada para comer. Negó sonriente, sacando de la nevera cosas necesarias al preparar algo especial para el peli-negro.

Sus manos ya estaban trabajando fácilmente al momento de cortar algunas tiras de cerdo. Encendió el sartén, depositó la menor cantidad de aceite que pudo y deslizó la carne sobre este. Siguió con brócoli en una olla con agua. Mientras el fuego se encargaba de cocinarlo, él comenzó a picar parte de la zanahoria. Seguramente a WonWoo le fascinaría, estaba ansioso de saber el resultado.

Y una llamada saltó desde el teléfono de casa. Escuchó algunas palabras desde la habitación que no logró entender, quizá su novio estaba cantando en la ducha. No dudó en tomar el objeto y colocárselo en el oído.

— ¿Hola?

¿Se puede saber por qué no contestas mis llamadas? —el tono a usar era brusco, pero la voz sonó tan de chica que no pudo evitar reír—. Ya, deja de burlarte, idiota.

— Lo siento, lo siento —mordió su labio, controlándose. Vigiló a lo lejos la comida y estaba en perfecto orden—. ¿Para qué llamabas, JeongHan? Tengo mi celular descargado.

¿Lo tienes descargado, o, tu novio te lo ha apagado?

—Está descargado —soltó un suspiro ante el tan mal concepto en el que tenían a su pareja—. Dime, Han. ¿Para qué has llamado?

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2016 ⏰

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Teddy WonWoo /Meanie OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora