quiero ser tuyo ✾ yoonmin

ૢ...quiero ser tuyo...ૢ

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Se arregla la corbata color vino con lentitud frente al espejo, peleando a veces porque no queda como le gusta. Debe estar presentable, y no permitirá que un simple nudo burdo pueda más que él. Suspira y se acomoda mejor el cabello no sabiendo cómo luchar contra los mechones que, de manera natural resaltan hacia su frente, su mirada se desvía automáticamente a la esquina de su espejo. Allí ve una foto... una clásica y vieja donde salen dos rostros sonrientes y sonrojados... recuerda aquellos días cuando él tenía el cabello verde y el de su acompañante era naranja.

Sonríe sin tocar el recuerdo impreso, sólo acariciando las esquinas de su mesa, mira una última vez su recuerdo y cierra los ojos para abrirlos cuando un gran respiro cruza por sus pulmones.

Camina hacia la puerta y toma un ramo de flores envuelto en papel celofán; flores blancas, él había escogido ese color. Piensa que representan perfectamente el color del alma del que va a ver.

Mientras toma sus llaves para salir y encaminarse al altar comienza a pensar en cada uno de los momentos que vivió con él.

Recuerda cuando lo vio por primera vez; sentado en el pasto de la facultad. Estaba contando moneda por moneda, suspiraba frustrado y abría su mochila buscando más, el joven se veía delgado, pero con una firmeza en sus ojos que poco le dejó en paz, haciendo que en su pecho naciera la necesidad extraña de hablarle, conocerlo. Era tierno —y extraño— mirar el puchero de éste mientras murmuraba cosas, podrían ser maldiciones porque, al parecer, no completaba el dinero. Cuando la necesidad fue tan fuerte simplemente metió las manos en sus bolsillos y se encaminó hasta el chico que seguía sentado, simplemente quería conocerlo, quizás se sintió demasiado atraído y por ello fue su extraño comportamiento.

— ¿La mochila se ha tragado algo importante? —Susurró tratando de comportarse como alguien que mantenía la calma bajo su control, pero cuando el joven levantó la mirada simplemente supo que quería mirarlo por más tiempo.

El joven apartó de su frente los entonces cabellos rojizos y sonrió con un gesto considerablemente amable. Él, que durante ese tiempo era rubio, no esperó una sonrisa, menos esos ojos pequeños estujándose contra sus mejillas y un ligero sonrojo acompañado de una carcajada por el "gracioso" comentario.

— No encuentro mi dinero... —respondió levantando los hombros.

— ¿Para qué lo necesitas?

— Ah, no... —dejó su mochila en el suelo— no es como si lo necesite... —se encogió entre sus delgados hombros— es que... muero por un café... y ridículamente no me alcanza.

— Te invito... -Le dio la espalda caminando hacia la cafetería esperando que el otro le siguiera.

— ¡Espera! —Trató de levantarse— no es necesario... —metió de manera torpe sus cosas a su mochila para agilizar sus movimientos— ni siquiera te conozco.