Memorias Oscuras

11 2 0
                                    

Caso Annie:

      Los Vigilantes rodeaban todo aquel barrio rico, mientras un torrencial tempestad caía afuera. Katrine estaba en la esquina de una de las ventanas de aquella mansión mirando la conmoción de afuera, se dejo caer en el piso para empezar a abrazar su cuerpo sintiendo mucho frio después de todo estaba empapada.

      Empezaba a creer que dejarse convencer por Hansel para ir en rescate de un Corrompido en Diamond City había sido muy mala idea, sólo estaban los dos allí y se habían separado.

       Había tenido mucha suerte de haber logrado entrar en esa mansión para ocultarse sin ser vista ni detectada por los artilugios de seguridad, pero no tenía ni idea de cómo lograría salir de ahí.

     En esos momentos se prendió la luz de la habitación y ella pudo ver a un hombre corpulento de la tercera edad agarrando la mano de una niña de once años, no dudó en apuntarle con su arma haciendo que el hombre empezará a temblar de miedo.

      No planeaba matarlo era un hombre mayor con su nieta o hija, no sería responsable de la orfandad de una chiquilla sólo quería amenazarlo para que la dejará estar ahí unos días.

     Pero en ellos había algo raro, ya que el señor llevaba un kimono de seda suave que apenas rozaba su asqueroso cuerpo obeso, la habitación tenía tonos rojos y rosas, además de poseer un olor dulzón casi repugnante. Esa no era la habitación de un abuelito ni de una niña, sino de dos amantes, echó una ojeada más detallada en la niña sin dejar de apuntarle con el arma al viejo.

      La chiquilla tenía la mirada vacía cómo si su alma se hubiera ido, tenía la marca de un golpe en la cara y rastros de sangre en la comisura de un labio seguramente la habían golpeado a poco tiempo, llevaba apenas sobre su escuálido cuerpo un top y unas bragas para mujer mayor. Tuvo ganas de vomitar, pues lo entendió todo con solo analizar a la niña.

—¡Cerdo!— Gritó Katrine asqueada al verlo agarrado a la mano de la pequeña, el hombre se sintió mas asustado pero no dijo nada.

     Era común que los viejos ricos se compraran esclavas sexuales de poca edad, pero eso era demasiado enfermo para ella. No era una jovencita de 18 años sino una niña de 11, lo fulminó con la mirada y estaba lista para apretar el gatillo.

—¡Piedad!— Pidió el hombre, pero la bala le perforó la cabeza.

     La niña se dejo caer en el piso sin tener el control de su cuerpo, Katrine fue ha auxiliarla, pero no pudo despertarla pues la niña estaba desmayada...

Alchemist: Angel #CarrotAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora