Tu verdadero ser.

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NOTA: Miraculous Ladybug y sus personajes no me pertenecen, sino a su único y original creador Thomas Astruc (según Wikipedia -3-) yo solo escribo esta historia para su gusto y disfrute, se respeta derechos de autor.

Tu verdadero ser.

Hola chicos y chicas fans de esta maravillosa serie, (n.n)/ hoy les traigo una pequeño One-shot que escribí, así que espero les guste.

La luna llena bañaba las calles de París con una estela de plata, reflejando de esta forma, a un par de sombras que saltaban de techo en techo, asegurando la protección de la ciudad, llegando finalmente a la torre Eiffel, en donde ambos héroes se reunieron, dando un último vistazo al hermoso Paris. O al menos Ladybug pensó que ambos hacían lo mismo, pues ignoraba por completo el hecho de Chatnoir la observaba a ella. Cada parte de su ser le parecía perfecto, sus cabellos tan negros como la noche estrellada, sus ojos azules como pedazos de cielo, y por último esos labios de cereza que desde que la había conocido se moría por probar, pero, lo que por sobre todas las cosas, lo que más quería saber de su compañera, era descubrir quién estaba detrás de esa mascara, quien era la chica intrépida, sin miedo a nada, y que siempre estaba dispuesta a proteger su hogar.

—Chat —llamó la joven, haciendo que el nombrado volviera a la realidad. 

—¿Eh? ¿Q-qué pasa? —preguntó nervioso.

—Esa es mi línea —dijo volviéndose hacia él —. Desde hace rato que no haces más que mirarme.

—Bueno, es inevitable my lady —respondió de forma coqueta, tratando de ocultar sus verdaderos pensamientos. Ladybug sólo rodó los ojos y sonrío, arrojando su yo-yo sujetándolo de algún edificio cercano y se despidió de su compañero con un simple "nos vemos mañana" y se alejó perdiéndose en la oscuridad de la noche.

—¿Quién eres realmente, my lady? —Susurró al viento, antes de saltar al techo de una casa.

A la mañana siguiente, en la escuela, Adrien tenía la cabeza en las nubes, la noche anterior no había dormido lo suficiente, pues solo podía pensar en quien podría estar ocultándose tras esa máscara roja. Sin prestar atención a su alrededor, y sin saber por dónde iba, termino chocando con alguien, él alargo el brazo tomando por la muñeca de la mano a esa persona con la que había tropezado.

—Lo siento, ¿estás bien? —Preguntó preocupado.

—Ah... si, si estoy bien... ah, eso creo, eeemm, quiero decir... —Marinette se incorporó mejor quedando de pie, y algo avergonzada por encontrarse frente a Adrien, quien al verla a los ojos, por unas milésimas de segundos se le vino a la cabeza la imagen de Ladybug; sacudió ligeramente su cabeza deshaciéndose de ese pensamiento, haciendo que su compañera de clases lo viera extrañada.

—Aaaahhh... ¿enserio estás bien? —Cuestionó nuevamente queriendo cambiar el tema.

—Ah, si... este... ¿me sueltas? —Pidió mirando su mano, la cual aún se encontraba envuelta por la de su acompañante.

—Lo siento —se disculpó rápidamente soltándola.

—No te preocupes —el ambiente se volvió un poco tenso, hasta que gracias a los dioses la campana que daba el inicio a las clases se hizo escuchar y ambos se dirigieron corriendo a su salón, ahora si cabía el dicho "salvados por la campa" fue lo que pensaron al dirigirse a sus respectivos lugares.

Las clases transcurrieron con normalidad, para la mayoría de los estudiantes, pues dos de ellos se encontraban en sus respectivos mundos. Marinette más bien, se encontraba en el cielo, repitiendo esa imagen una y otra vez en su mente, y diciendo que no se volvería a lavar la mano. Mientras que Adrien, seguía con su mundo girando alrededor de Ladybug, y pensando en la pequeña minúscula posibilidad de que los ojos de Marinette y su lady, eran algo parecidos... algo, claro que si lo pensaba bien era normal que hubiera más gente con ojos azules, pero, ¿era normal que reflejaran la misma tranquilidad y valentía? Volvió a mover su cabeza de un lado a otro; era imposible pensar que tuvieran la misma mirada, después de todo, si los ojos demostraban la personalidad de alguien era un poco difícil imaginar que dos personas demostraran exactamente lo mismo con una sola mirada. Nuevamente en apenas esa mañana fue sacado abruptamente de sus pensamientos por un grito de fuera; todos corrieron a la ventana, en busca de la fuente y el porqué del sonido. Ahí frente a la escuela, había una mujer de largos cabellos azulados, y vestido blanco, con un par de grandes alas de mariposa detrás de su espalda, la cual, sujetaba por el cuello de su camisa a otro hombre.

Tu verdadero serDonde viven las historias. Descúbrelo ahora