Sipnosis

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Desesperación. Eso es lo que siento en este mismo instante, no puedo creer todavía que estoy haciendo aquí. Estábamos tan felices hace unas cuantas horas, estábamos disfrutando tanto que no comprendo como pudo pasar algo como esto.

Me encontraba en la sala de espera angustiado por saber cuando iban a salir a decirme que estaba pasando.

No podía parar de llorar, puede que sea un chico y por algunas personas esto este mal pero en este mismo momento no me importa lo que piensen, la persona a la que amo se encuentra... Bueno no se como se encuentra ya que los médicos no han vuelto a salir desde entraron al quirófano.

Actualmente me duele todo, mis manos me duelen por haber estado golpeando la pared, es más están llenas de heridas que hacen que me escueza cada movimiento que haga con los nudillos, me duele el cuello de estar tan agachado para que nadie me vea, las piernas por las caídas que he sufrido antes de llegar aquí, pero lo peor es que me duele el corazón por no saber en qué situación se encuentra ella y lo peor de todo es que es culpa mía, si yo no la hubiera llamado ella nunca habría pisado este lugar, nunca sufrido como lo está haciendo ahora y yo no sentiría con el corazón roto en mil pedazos por no saber si ella sobrevivirá a todo esto.

Sigo llorando aunque me pesan los párpados por no haber dormido nada desde que llegamos.

Siento una mano me toca el hombro y me acaricia la zona, me recuerda a mi madre, ella siempre hacía eso cuando me preocupaba o lloraba luego me abrazaba y me besaba las mejillas mientras me decía que todos iba a estar bien, pero ahora no era ella la que me acariciaba, ella se había ido hace tiempo.

Poco a poco levanto la cara y voy observando unos zapatos negros seguidos de unos pantalones vaqueros azules oscuros con un cinturón marrón, después subo la vista para ver una camisa de cuadros verde y amarilla y ya por ultimo me encuentro ante mi un hombre que tendrá unos sesenta y cinco años, se le notaba triste, o eso puede descifrar en su mirada de ojos azules,cuando hicimos contacto visual él me sonrió, una sonrisa cómplice que me dio a entender que él estaba esperando también.

Sacó su mano de detrás de la espalda y me extendió una botella, la verdad es que me impresioné al ver a una persona que no me conocía dandome algo que, ahora que me daba cuanta, necesitaba. Extendí mi mano y la agarré y la tomé entre en mis dos manos, estaba fría, eso era lo que necesitaba ya que mi temperatura había subido de tanto llorar.

-Gracias- le contesté con la sonrisa más sincera que tenía, aunque seguramente no se vería muy amable, pero veo que entendió el porqué de mi tristeza y asintió, como si me quisiera dar ánimos con aquella mirada, sinceramente me calmo, aunque solo fuera un poco es el fondo estaba agradecido.

-Anda, por que no te vas al baño y te lavas un poco la cara para limpiar tus lágrimas y para despertarte, si te llaman yo les diré que estas en el baño, vale?- Me sentí como un niño pequeño cuando él me dijo eso.

Me levanté e iba encaminado a girar la esquina de la sala pero se me vino a la mente que no le había dicho como me llamaba yo o ella. Me acerqué a él y le dije:

-Ella se llama Ame y yo soy Álvaro.

Después de decirle como nos llamábamos me encaminé a el pasillo que llevaba al baño, estuve caminando hasta llegar al final y encontrar la puerta con el muñequito que indicaba que ese baño era el de hombres.

Entré y la luz se encendió con un sensor de movimiento, me acerqué al lavabo y me miré en el espejo, estaba hecho una total porquería, tenía los ojos rojos e hinchados de tanto de llorar, tenía unas ojeras profundas debajo de mis ojos color avellana, tenía un rasgo de lágrimas que iba desde mis ojos y se perdían en mi barbilla indicándome que se habían caído ya hubiese sido al suelo o en mi pantalón.

Agarré el grifo y lo abrí pasé el dedo por el chorro de agua que salía y noté que estaba templada, empecé a meter mis manos con cuidado ya que me dolían las heridas.

Una vez que terminé de limpiar mis manos hice una especie de cuenco con mis manos y lo llené de agua y luego esta me la eché para limpiarme la cara y despertarme, la verdad agradecía que no estuviese ni muy fría ni muy caliente.

Cuando terminé agarré unos pedazos de papel para limpiarme las manos.

Salí del baño del baño y me acerqué a la sala de espera y allí estaba el hombre, como había dicho, estaba esperando a que me llamaran, me acerqué a él y me senté a su lado.

-Veo que no nos han llamado dije con una sonrisa para amainar la tensión de angustia que había olvidado que estaba invadiendo poco a poco mi ser.

-Henry- dijo una enfermera que se puso a su lado.

-Ah, hola Mariam ¿ya se ha acabado el tiempo?- preguntó Henry, no entendía que estaban hablando.

-Si, así que le pido que vuelva a su cuarto- la chica le ayudó a levantarse y se fueron por el mismo pasillo por el cuál yo fui al baño.

¿Henry estaba internado en el hospital?¿Que era eso de que el tiempo se había acabado?

A los pocos minutos de que se fueran un medico que vestía con unos pantalones verdes y llevaba una bata blanca me llamó y me llevó hasta la habitación en la que se encontraba Ame.

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⏰ Última actualización: Jun 24, 2016 ⏰

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