09

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Caminé para ir a la habitación de Yoon Gi. Ya la había conocido hacía un mes atrás. Era un cuarto bonito, tenía muchas cosas de Kumamon, una cama para él sólo que parecía bastante cómoda, con un televisor pequeño...y muchos aparatos al lado de su cama que no entendía qué eran realmente.

Di unos pocos pasos antes de llegar y me detuve al escuchar unas voces cerca de su cuarto. No me gustaba cruzarme con otras personas, me daba vergüenza, por eso me escondí tras la pared hasta que se marcharan. Pero empezaron a hablar...

—Cada vez lo veo más débil, me da mucha lástima.

—Sí...a mí también. Pero no podemos hacer nada, el doctor ya le dijo a su familia. Sólo debemos seguir cuidándolo y dándole amor hasta ese día.

¿De qué hablaban aquellas enfermeras? No entendía. Observé por un rato más, a escondidas y cuando se marcharon caminé para entrar a la habitación.

—¡Hola!

Yoon Gi estaba tumbado en la cama, de espaldas. Se giró al escuchar mi voz y me sonrió.

—Hola, Jungkook. Hacía tiempo no te veía.

—Sí, es que... mamá no quería traerme, perdón. ¿Estabas durmiendo?

Él intentó sentarse en la cama e hizo un gesto con su cara de molestia.

—¿Estás bien? —me acerqué a él para ayudarlo a sentarse.

—Sí, sólo que acabo de tomarme una pastilla—señaló sobre la mesita una caja de pastillas blancas junto a un vaso de agua—Me dolía la cabeza. Pero ahora que viniste estoy mejor.

Cuando dijo eso me avergoncé y me quité rápidamente la mochila de la espalda para sacar mi pequeña bola de arroz que había hecho para él.

—Toma, un regalo.

—¿Eh?

Él tomó la bolsa en la que envolví la comida y la abrió lentamente. Cuando vio mi bola de arroz sonrió ampliamente y me puse muy contento.

—Es un kumamon—me miró mostrándome sus dientes.

—Sí, y-yo lo hice para ti.

—Gracias, es genial. Me da pena comérmela.

—Oh, no te preocupes, para eso es.

Sus pálidas manos acabaron por partir la bola de arroz a la mitad. Me dio la otra parte y me invitó a sentarme a su lado.

—Comamos juntos.

—Está bien.

Los dos nos miramos durante un momento y nos llevamos la bola de arroz a la boca. La masticamos y supe que la había hecho bastante bien, estaba rica. Ni yo me lo creía.

—Está muy rica, te daré diez puntos.

—¡Eso es mucho! —le dije algo tímido.

—Entonces te daré un 9.99.

Los dos nos empezamos a reír a carcajadas.

Me gustaba mucho estar con él. Era agradable, me hacía reír y cuidaba de mí. Me contó que tenía doce años y que le gustaba mucho jugar al basket, pero como se cansaba constantemente había dejado de jugar. Me sentí un poco mal por eso porque parecía que de verdad le encantaba ese deporte.

—Yoon Gi...

—¿Sí?

—¿Nosotros somos amigos?

—Claro que lo somos. ¿Por qué lo preguntas?

—Bueno...es que yo nunca tuve un amigo.

—¿De verdad?

Él me miró sorprendido y yo asentí avergonzado. Tomó mi mano y junto con la suya, enlazó nuestros dedos meñiques. Yo lo miré sin comprender qué era ese gesto.

—Seremos amigos para siempre, ¿de acuerdo?

—S-sí.

Nos miramos y nos sonreímos al mismo tiempo.

Creo que ese fue el mejor día de mi vida.


Mi amigo (YoonKook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora