Hoy es mi octingentésimo primer cumpleaños, estoy tan contento de llegar a esta edad, pero hay algo que me tiene preocupado y es que hay unos hombres que han estado dando vueltas por la zona y alrededor de mí por los últimos 3 días. Dicen que soy muy alto y resistente por lo que me querrán hacer uso de mí.
¿Pero para qué? Debe ser algo muy importante, eso es lo que me mantiene entusiasmado y es que he vivido tantas cosas estos 800 años. Cosas tanto positivas como negativas.
Recuerdo que en mi primer año de vida, era tan pequeño que no podía protegerme de las fuertes lluvias, pero no tuve tantos problemas ya que mi amigo el pino cuido de mí a pesar de ser tan viejo y aunque el granizo destruía sus ramas y tiraba sus hojas largas y delgadas como agujas, nunca se separó de mí ni por un instante. Lamentablemente unos 30 años después le cayó un rayo encima y se incendió, pensé que yo también me quemaría pero la lluvia apareció, este se apagó, pero fue demasiado tarde y falleció, aún recuerdo sus las últimas palabras. –Tú siempre serás mi mejor amigo-. Aquellos me conmovió tanto que llore su muerte, pero sonreí por haber conocido a alguien tan bueno como él.
Cuando tenía 80 años una pareja joven que huía de casa se refugió debajo de mí, era media noche y hacía mucho frío. Por lo que escuché sus padres no aprobaban su amor, pero ellos querían estar juntos para siempre, así que huyeron y después de correr tantos kilómetros se cansaron y terminaron en el bosque donde yo me encontraba. Durmieron pegados a mi duro tronco abrazados y cobijados con una manta, a la mañana siguiente se marcharon sin antes dejarme grabadas sus iniciales, aunque sé que ellos no regresaran pues la vida de un humano es corta comparada con la de los árboles aún las conservo.
A mis 350 años fue uno de los momento más difíciles de mi vida, ya que por la época de lluvias un río se desbordo inundando y hundiendo todo a su paso, no sé como pero mis fuertes raíces me mantuvieron pegado al suelo aunque otros árboles y plantas no corrieron la mismas suerte que yo, pues el agua los arrastro y a unos cuantos más desgraciadamente estampo sobre mí y murieron con el impacto. Me sentí tan triste por no haber podido salvar a todas esas criaturas, que por primera vez en mi vida desee no haber existido y estuvo a punto de concederse mi deseo. Porque después de la inundación el agua que quedó era demasiada para que la tierra la absorbiera en un momento, por lo que los árboles que quedaron, como yo empezaron a podrirse por tanta humedad.
Sin embargo no fue mi fin ya que unos días después el brillante y caluroso sol ayudo a la evaporación del resto del agua, pero una de las consecuencias es que también quemó muchas de las hojas que me quedaban.
A mis 500 años vi algo demasiado asombroso, una familia conformada de 5 integrantes fue de día de campo al bosque y el más pequeño, un niño pálido y débil pero con mucho entusiasmo y cara alegre se acercó a mí para verme detenidamente. No podré olvidar sus ojos brillantes llenos de excitación al ver hacia arriba y tratar de mirar la última parte de lo que me constituía. Más tarde preguntaría a sus padres mi edad, quienes contestarían – Debe tener muchos años-. Al parecer la respuesta complació al niño aunque no fue exacta. Después de eso se la paso todo el día jugando y riendo al lado de mí hasta que finalmente se cansó y sus padres los llevaron a casa sin antes decir – Espero poder vivir tantos años como tú, gran árbol-. Y sin más se fue.
El recuerdo más reciente que me ha llamado la atención es que muchos de mis demás amigos árboles fueron desapareciendo uno a uno. Los humanos vinieron con unas herramientas metálicas al parecer muy filosas porque cada que golpeaban el tronco de alguno de ellos, su herramienta se hundía y cortaba la corteza de una manera muy fácil, muchos se fueron y otros más fueron plantados, cómo mi amigo el roble, pequeño como yo cuando tenía un año de edad, pero es fuerte a pesar de ser pequeño y muy positivo ya que cuando le cuento estos recuerdos solo resalta lo mejor y que gracias a haber sobrevivido todo este tiempo es que pudo conocerme.
Hoy es mi octingentésimo primer cumpleaños y los hombres se acercan a mí con su herramientas filosas, creo que es mi fin, quería haber vivido más tiempo pero no parece posible, veo como lentamente el humano acerca su herramienta y yo no siento más que dolor, finalmente caigo, siento que una parte de mí falta, pero ya no me importa quiero dormir eternamente.
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Cuentos
RandomEsta sección es para los cuentos o historias que vaya escribiendo y que quiero compartir con ustedes.